Por estos días en Gibraltar se respira un aire distinto, por la Casemates Square la saturación de oxígeno del paseante autóctono hace tiempo que entró en franca disminución. En la bulliciosa Main Street el desfile de tiendas y comercios, no viene siendo el placentero y habitual maná del consumismo, pues la sombra de la duda se cierne sobre aquel pequeñísimo llano de tierra que se abre a los pies de una roca viva, un Peñón, que llegó a simbolizar a una de las Columnas de Hércules, y que otrora, en tiempos romanos, fue conocido como Mons Calpe.

El Brexit, un trance histórico para Gibraltar

Es un aire ciertamente irrespirable, enrarecido ante la posibilidad de que su expulsión del Edén se convierta en consecuencia si no inmediata, paulatina, del histórico referéndum sobre el Brexit a celebrar el próximo jueves 23 de junio en el Reino Unido. La citada palabra es un acrónimo anglosajón formado por la unión de Britain (Gran Bretaña, y por extensión Reino Unido) y exit (salida). Acuñada por varios economistas de Citigroup, a partir del precedente histórico del Grexit de 2012, denomina la posibilidad de que el Reino Unido salga de la Unión Europea. Hasta este punto la consulta parece bastante clara, y las consecuencias que tendrían tanto en el Reino Unido como en Europa en el caso de que triunfara el sí, darían lugar sin duda a un nuevo modelo europeo que los especialistas en economía llevan mucho tiempo estudiando. España mismo pasaría de receptor de fondos a contribuyente. En cambio en Gibraltar desde el primer ejecutivo al último trabajador están alineados, como pocas veces antes, en la idea de que la citada consulta constituye para los habitantes del Peñón un trance histórico, un punto de inflexión y una coyuntura de la mayor importancia para el futuro de una población en la que existen más empresas registradas que habitantes censados. No en vano el arco varía desde las 18.000 que reconocen las autoridades gibraltareñas, las 24.000 que estima la OCDE, las 30.000 que calculan las autoridades tributarias españolas hasta las 80.000 que manejan las voces más discordantes y detractores de este pequeño pedazo de tierra de unos 6,8 kilómetros cuadrados.

Existen datos realmente reveladores respecto a lo que se juega Gibraltar y también los habitantes españoles de la Línea de la Concepción y el campo de Gibraltar, en la histórica consulta. De hecho la economía gibraltareña, a diferencia de lo que acontecía en el resto de Europa y muy especialmente en España, creció en un diez por ciento en el pasado año. La crisis no ha pisado un solo metro de suelo gibraltareño, y prueba de ello es la elevadísima renta per cápita del ciudadano ‘anglo gibraltareño’.  El voto favorable en el Brexit pone en vilo a todos los ‘llanitos’ y provoca pesadillas al Ministro Principal del Peñón, Fabian Picardo. No en vano casi nadie pone en duda que Gibraltar es un paraíso fiscal, sosteniendo sus enormes ventajas fiscales en la trampa de la Unión Europea y el asidero de la soberanía británica.

Business is business

Foto: www.enqueinvertir.com

El Brexit pone en serio peligro el ventajosísimo ecosistema económico y las reducciones fiscales que le permiten su pertenencia a la UE, al Mercado Único, su adhesión al bloque comunitario (desde 1973), el libre comercio y la circulación de personas y capitales. Los sectores financieros, turísticos y del juego se tambalean ante la citada posibilidad; una población de pleno empleo podría convertirse en el limbo de una roca muerta generadora de desempleados expulsados del Edén económico. No cabe duda que hasta el momento Gibraltar ha constituido para las empresas un destino de registro irresistible por sus ventajas y reducciones fiscales (impuesto de sociedades del 10% y la exención del IVA), pero Business is Business, y en el momento en el que las condiciones ventajosas se dejen de dar, las empresas volarán junto con la gallina de los huevos de oro. No sería nada sencillo cambiar un modelo económico destinado a vender a 520 millones de personas a otro que solo pueda vender a 32.000.

El posicionamiento de España y el Reino Unido

En algunos estudios de mercado favorables al Brexit se defiende que casi el 80% de las transacciones comerciales de Gibraltar son con el Reino Unido, pero la incertidumbre que crea la posibilidad de un posicionamiento diferente de España respecto a la roca, generan sensaciones de tremenda inseguridad e inestabilidad. No en vano Alasdair Pinkerton, analista británico ha dejado muy claro que la UE protege a Gibraltar partiendo desde el punto en el que con su pertenencia a la UE, son fundamentales los tratados europeos que contemplan que España no puede tramitar activamente una reclamación sobre la roca. Sin formar parte de la UE, España como cualquier Estado Soberano podría tener el derecho y la libertad de cerrar las fronteras. Aunque España no se ha pronunciado oficialmente al respecto, para Gibraltar la salida de la UE podría convertirse en una auténtica tragedia, pues al día posterior a su salida, España podría aplicar los controles fronterizos a los que está sujeto un país tercero. Será por tanto clave el posicionamiento de España respecto a la soberanía y la economía gibraltareña. Evidentemente el Reino Unido entraría en juego, pero será realmente curioso comprobar si pesa más en el Gobierno británico la posición geoestratégica del Peñón o la debilitada posición económica en la que podría quedar Gibraltar para seguir manteniendo la soberanía británica. Dependiendo del marco estratégico, económico y político, la posibilidad de una cosoberanía española e inglesa, planteada en momentos históricos precedentes, se podría incluso llegar a retomar, pero la citada hipótesis no seduce para nada al gibraltareño.

Primera visita de un primer ministro británico en 48 años

El primer ministro británico, David Cameron, es defensor de un posicionamiento contrario al Brexit, es más ha viajado al Peñón (desde 1968 no viajaba un Primer Ministro inglés a Gibraltar y será el primero en pisar suelo gibraltareño, porque en aquel entonces Harold Wilson no bajó del Fearless, barco en el que llegó a aguas gibraltareñas) con la esperanza de que los 32.000 censados sean determinantes en el resultado, algo ciertamente improbable comparado al inmenso conjunto de votantes del Reino Unido. La luctuosa y execrable noticia del asesinato de la diputada laborista Jo Cox, apuñalada y tiroteada a plena luz del día en Birstall, West Yorkshire, a manos de un enajenado a gritos de “primero Gran Bretaña”, ha dado al traste con el mitin de Cameron en la roca, pero el proceso sigue siendo casi imparable. Aun con toda la prudencia que se debe tener respecto a ello, las encuestas apuntan a un resultado positivo del sí en el referéndum del Brexit.

Los verdaderos expulsados del paraíso

La Línea / Foto: www.buscoamarre.com

Parece un hecho que en la colonia inglesa crece una conciencia identitaria gibraltareña, ni inglesa, ni española, pero de escaso recorrido en el nuevo escenario económico que se podría plantear, y como es históricamente conocido en este caso el patriotismo  depende en gran medida del bolsillo y la sociedad del bienestar. La difícil coyuntura se respira tanto dentro como fuera de Gibraltar, pues son muchos los trabajadores del Campo de Gibraltar, muy especialmente de La Línea, los que contemplan el proceso como un grave retroceso en sus expectativas de futuro. Son casi diez mil los españoles, andaluces y gaditanos que acuden a diario a Gibraltar para ganarse su sustento diario.  Desde el Gobierno español se defiende que a los españoles que trabajan en Gibraltar se les paga menos sueldo y pensiones que a los residentes gibraltareños, que además se les excluye de sus servicios sociales, pero la realidad es que un considerable número de familias españolas dependen de un trabajo que no encuentran en España.

Nadie puede negar el execrable negocio del contrabando, tampoco que Gibraltar sea un paraíso fiscal, pero sería bueno que todos aquellos patriotas españoles que defienden que se envíen de vuelta a los 32.000 ‘llanitos’ en un barco a Inglaterra, estudien con un poco más de criterio una situación que puede convertir al Peñón en una roca muerta. Pues Gibraltar, la de la enorme renta per cápita, la que presume de tener más empresas que habitantes, la del pleno empleo, la que jamás atisbó una brizna de crisis, podría acabar en el limbo de una economía abocada a convertirse en una fábrica de desempleados. Porque en definitiva Business is Businnes y si el Brexit sale adelante, provocando la desbandada del capital de la roca, que no tardaría en encontrar el abrigo de otro paraíso, a los ingleses les importará realmente poco o nada lo que suceda en el Peñón. Y como suele suceder en todas las guerras de mercado, los verdaderos expulsados del paraíso serán los de siempre, los miles de trabajadores y familias que se quedarán en la calle preguntando a Europa, Inglaterra, España y Gibraltar ¿por qué jamás pensaron en ellos?