Puntuales como un reloj suizo, Fito y Fitipaldis asistieron a la cita con el público ilicitano en la Institución Ferial Alicantina para presentar su último trabajo, el disco "Huyendo conmigo de mí". Miles de personas estaban expectantes ante el inicio del concierto y Fito solo hizo aumentar todavía más la euforia y el énfasis entre sus seguidores. Unas tres primeras canciones que no dejaron indiferente a nadie, que todos conocían y cantaban al unísono. Los tres primeros temas eran pertenecientes a "Por la boca vive el pez", el trabajo que les terminó de consagrar en el éxito. "Viene y va", "Por la boca vive el pez" y "Me equivocaría otra vez" serían las encargadas de abrir un concierto lleno de ritmo y sentimiento.
El concierto seguiría por su camino pero en un escenario inmejorable, bajo la suave brisa marina del Mar Mediterráneo y en la Institución Ferial Alicantina, un recinto preparado para recibir este tipo de eventos y que provoca la máxima comodidad para los asistentes, pudiendo elegir su zona y también la forma de vivir el espectáculo. Todo esto llevo al público a alcanzar un clímax envidiable, cantando las canciones de Fito y Fitipaldis, que mezclaba a la perfección los trabajos anteriores y presentaba sus últimas canciones del nuevo disco, aunque muchos fieles ya se las supieran de memoria.
Y es que Fito Cabrales, junto con su banda, es capaz de acercarnos al swing y al rhythm and blues en canciones como "Pájaros disecados", "El vencido" y "Garabatos". Y, como no, al rock auténtico que nace de muchas horas de escuchar a bandas como Dire Straits o Pink Floyd. Finalmente, el público acabó gustándose de lo lindo con los temas finales, el "Soldadito marinero" nunca falla, el invierno y la primavera siguen siendo malos, no cambian, y la guitarra de Carlos Raya, la voz de Fito y un público entregado cada vez mejora más.
Tampoco podía faltar a la cita el homenaje a Javier Krahe. Todos los ilicitanos siguieron la canción de "Nos ocupamos del mar" y Fito le envió un saludo al cielo, desde donde estaría contemplando el concierto, satisfecho de ver como su canción había derivado en un tema totalmente "fitipaldi", que no había perdido su esencia pero que ha ganado la autenticidad y personalidad del grupo. La anécdota de la noche sería el apagón de luz que se produjo al término de la canción "Nada de nada". Fueron más de quince minutos de espera, pero valió la pena. El espectáculo continuó y acabó de la mejor manera.