Oskar Gröning, el ex guardia de las SS del campo de concentración de Auschwitz y uno de los últimos nazis que serán procesados, ha admitido este miércoles durante su juicio en Lüneburg su responsabilidad moral en el Holocausto judío y su contribución al funcionamiento de la maquinaria nazi.
Gröning, conocido como 'el contable', se encargó durante la Segunda Guerra Mundial de clasificar y custodiar el dinero y las pertenencias sustraídas a los deportados, así como de contar a los prisioneros. El nonagenario alemán ha asegurado que no estuvo directamente involucrado en la muerte de judíos, pero ha reconocido que estaba al tanto de los asesinatos masivos y del exterminio.
"Sólo puedo pedir perdón a mi Dios", ha declarado Gröning Además, ha querido expresar el "profundo impacto emocional" que han tenido en él los testimonios de las víctimas de Auschwitz. "Considerando la dimensión de los crímenes cometidos, sé que no tengo derecho a pedir perdón. Sólo puedo pedir perdón a mi Dios", ha dicho a través de su abogado.
El fiscal le acusa de colaborar como miembro de las SS en la muerte de 300.000 húngaros judíos y pide para él cadena perpetua. Desde que comenzó su juicio el pasado mes de abril, el contable ha insistido en que nunca ha matado a nadie y se ha descrito a sí mismo como una parte más del engranaje que hizo posible aquella masacre.
A la declaración de Gröning le siguió el poderoso testimonio de Irene Weiss, una superviviente judía de 84 años que perdió a sus padres y a sus cuatro hermanos en Auschwitz cuando era apenas una niña. Para ella, cualquier persona que haya llevado el uniforme de las SS representa el terror y "la más profunda falta de humanidad" que puede haber, sea cual sea el papel que haya desempeñado.
También se espera que declaren 13 personas más, por lo que se estima que el juicio concluirá a finales de este mes. El caso de Oskar Gröning podría ser el último de los juicios contra los nazis cómplices del exterminio judío, ya que son pocos los que aún se encuentran con vida. De los aproximadamente 6.500 miembros de las SS empleadas para administrar Auschwitz-Birkenau, solamente 49 han sido condenados por crímenes de guerra.