Los mercados económicos, en especial los relacionados con la renta fija (bonos, obligaciones, deuda pública por ejemplo) están sufriendo cierta inestabilidad los últimos días. El conflicto armado de Iraq, en que insurgentes suníes están ocupando parte del país, provoca inestabilidad en el precio del petróleo, que repercute en la financiación de los países, en especial Estados Unidos, que depende en gran medida del combustible iraquí.
Las dudas comienzan por el propio Iraq
Si bien los datos macroeconómicos son fríos y no son indicativo suficiente más allá de una cifra, la importancia del petróleo, más relevante a medida que escasea el recurso paradójicamente, ha hecho que Iraq, que en 2014 había logrado la producción más alta de los últimos 35 años en barriles por día, frene las proyecciones de crecimiento debido a la guerra civil. Las previsiones de crecimiento para 2014 eran de 6,3 % y para 2015 de 8.25 %, pero ahora mismo es una incógnita hasta el fin del conflicto.
El precio del petróleo se ha visto aumentado. Este producto significa un tercio de la economía de Iraq. El precio Brent, que es el marcado para la venta de barriles, se ha disparado en un 5 % durante los últimos días. La necesidad de Estados Unidos, cada vez más aguda, mientras en 2012 se consumían cerca de 11 millones de barriles al día, en 2013 se disparó la cifra a casi 19 millones. La inflación producida por el aumento del precio del petróleo es un dato que está por ver como afecta a los productos.
Mientras, las dudas sobre la solidez del estado iraquí han afectado a sus bonos, lanzados hace tres años para financiarse. Un bono del Estado es una de las formas más comunes de financiación en estos días. Durante la crisis europea el tanto por ciento de interés que los estados han pagado para financiarse ha sido una de las palabras e ítems más utilizados: la famosa prima de riesgo, el diferencial del pago de intereses de cada país con Alemania. Grecia llegó a pagar un 46 % por financiarse un día de marzo de 2012. En Iraq el bono ha subido hasta máximos de los últimos tres años, situándose en el 7,31 % de interés para el Estado, debido al alto riesgo que hay.
El bono estadounidense a diez años, que se había mantenido estable desde mediados de 2013, y que había alcanzado hace unos días el 2,45 %, ha vuelto a subir y se sitúa en el 2,63 %.
La fuerte dependencia de los Estados Unidos con respecto al petróleo y combustible importado, en especial el petróleo de Iraq, hace que la guerra civil en dicho país tenga consecuencias económicas, no tan sólo para Iraq, con el drama que implica un conflicto de dichas dimensiones a nivel personal, sino que también Estados Unidos pueda verse afectado de alguna manera.