Al mismo tiempo que Dante, Petrarca y Bocaccio escribían algunas de las obras más célebres de la humanidad y la peste negra arrasaba Europa, los bancos de la República de Florencia, gobernada por las familias Bardi, Peruzzi y Acciaioli, caían en quiebra. Habían creado el florín, una moneda que en poco tiempo consiguió circular abundantemente en Europa, y daban créditos a todos los reyes europeos. Una fuerte crisis económica, justo cuando llegaba la terrible epidemia de peste negra que arrasó el continente, afectó a Europa, y algunos reyes, como Eduardo III de Inglaterra, no pudo pagar los créditos prestados, conduciendo a las familias florentinas y a los bancos a la quiebra. Si bien medio siglo después Giovanni Di Médici creaba uno de los primeros grandes bancos de la historia, el intervalo de tiempo entre la quiebra de las familias Bardi, Peruzzi y Acciaioli y la llegada de los Médici fue muy turbulento, con revueltas sociales como la revuelta de los trabajadores del sector téxtil en 1378.
Algo más de 650 años después, las ciudades siguen quebrando y siguen algunos pasos comunes, con la pérdida de población (aunque en este caso, marcada por los flujos migratorios y no por las enfermedades) y la quiebra del sistema financiero. Desde el caso que encendió las alarmas en Detroit, pasando por intentos de ciudades dormitorio de gestión privada en Estados Unidos, hasta las fantasmagóricas réplicas de París en China en la actualidad, algunas ciudades han ido cayendo favoreciendo los grandes núcleos urbanos y la concentración de población en unas pocas urbes grandes.
Cuando Henry Ford quiso ser constructor
Uno de los fracasos urbanos más sonados de la historia fue una ciudad que no llegó a terminarse. Henry Ford había conseguido con su sistema de producción en cadena que su empresa de fabricación de automóviles fuera muy rentable. Para construir partes de sus coches, Ford debía conseguir caucho del Amazonas, y allí mandó a muchos trabajadores norteamericanos para que desempeñaran la función. Para que éstos se sintieran más a gusto, como si estuvieran en casa, se propuso construir una ciudad, de nombre Fordlandia, del que dicen que fue su mayor fracaso como gestor empresarial y económico. Las razones por la que fracasó y terminó siendo abandonada diez años después fueron varias:
1. Cuando se descubrieron algunas tierras en Asia más fértiles para el caucho que el Amazonas, donde las plagas de insectos arrasaban con los árboles, muchas fábricas y empresas se movieron al lejano Oriente.
2. Ford quiso que su ciudad fuera 100 % estadounidense en todos los aspectos, desde el ocio hasta el trabajo. Esto chocó con los intereses de los trabajadores locales de las tribus brasileñas.
3. El agobiante calor en algunas épocas del año redujo la productividad. Los brasileños nativos sabían que en esas fases sólo se podía trabajar a primera hora de la mañana y a última de la noche, pero Ford impuso el horario de nueve de la mañana a cinco de la tarde.
El caso del extraño complejo futurista taiwanés
San Zhi es un lugar al norte de Taiwán que se ha convertido en foco de muchas leyendas. Desde el punto de vista económico, el fracaso de la construcción de un complejo turístico con aires futuristas marcó un lugar que ahora es visitado como atracción turística siniestramente legendaria. En 1978 se quiso construir un complejo turístico cuyos hoteles, resorts y casas eran de formas más propias del futuro. En este caso no se llegó nunca a habitar, ya que una serie de accidentes hizo que los inversores se retiraran.
Detroit, la deslocalización y otros casos de Estados Unidos
La cuna del automóvil estadounidense, donde Ford y General Motors habían construido su imperio, ha perdido un tercio de sus habitantes en los últimos 60 años y se ha declarado en quiebra. Es el caso más ilustrado y al que se ha recorrido más para explicar el fenómeno de la quiebra. Lo cierto es que aunque la deslocalización de las grandes empresas automovilísticas tuvo una importancia que no se puede obviar (esto es el desplazamiento de las fábricas a lugares como Asia y por lo tanto la pérdida de trabajadores y potencial humano) la ciudad nunca supo rediseñarse hacia otros objetivos y modelos. Para que se quedaran en la ciudad, Detroit tuvo que invertir mucho dinero en plantas para Chrysler, y los impuestos se dispararon. Las tasas demasiado altas hicieron que muchos abandonaran la ciudad. Además, el aumento exponencial de la corrupción y la delincuencia condujeron a la “Motown” a su estado actual. Recientemente la ciudad recibió un préstamo de un banco para tratar de salir de la situación.
El caso de las ciudades californianas como Stockton se deben a razones parecidas, aunque con matices. La famosa burbuja inmobiliaria afectó a este estado durante mediados de la década de los 2000. La ciudad creció rápidamente y se multiplicó por cuatro el precio de la vivienda. Además, aprovechando la bonanza, se ofreció flexibilidad máxima en el mercado de las pensiones y los seguros médicos (las pensiones en Estados Unidos son competencia de las ciudades). Cuando la burbuja explotó, los precios de los pisos se desmoronaron y por lo tanto los planes de pensiones y programas médicos con los que tuvo que cargar la ciudad se hicieron inviables. De las siete ciudades que se han declarado en quiebra en Estados Unidos, tres son de California y cumplen con ese patrón. Sin embargo hay otras muchas ciudades de Estados Unidos que se declararon en quiebra en su día. Fueron las llamadas “Nuevas Ciudades”, urbes fundadas a partes iguales por instituciones públicas y privadas. Algunas compañías privadas colaboraron en la fundación de ciudades. El beneficio se sacaría de la venta de casas y terrenos, sin embargo, la mayoría de ellas eran puramente residenciales o ciudades dormitorio, no poseían tiendas ni lugares donde se ofrecieran servicios, así que la inmensa mayoría quebraron tras no venderse todas las casas esperadas.
China y los proyectos fantasmas
El capitalismo más puro, la deuda por el sistema de pensiones y el sistema médico no es la única causa de quiebra de algunas ciudades. En China se construyó una réplica de París, convertida ahora en una ciudad prácticamente desierta. En 2007 comenzó la construcción de Tianducheng, con una réplica de la Torre Eiffel, mismo patrón que la capital de Francia y la esperanza que se convirtiera en nido de ricos y casa de turistas. De 100.000 habitantes con que se esperaba colonizar la ciudad, tan sólo 2.000 llegaron. La incongruencia de implantar el lujo parisino en una zona humilde de China hace ver imágenes curiosas, como la representación del típico ciudadano chino con el sombrero de paja y un carro paseando por delante de la Torre Eiffel. El proyecto todavía está en marcha, y se espera terminar en 2015, pero de momento la ciudad ha sido un absoluto fracaso.
Tianducheng from caspar stracke on Vimeo.
Sin embargo en China también ha habido casos relacionados con el crecimiento insostenible y las burbujas inmobiliarias. Es el caso de Dongguan, en el rico estado de Guangdong, una ciudad que pasó de crecer anualmente entre un 10 % y un 20 % a un 5,3 %. Varias causas se vieron implicadas, pero básicamente durante el crecimiento la ciudad se endeudó demasiado, y su sistema de grandes propietarios se vio tambalear cuando el crecimiento se frenó debido a una crisis industrial, la enorme deuda por proyectos faraónicos y a un sistema de reparto de “dividendos” a los habitantes, que al bajar el crecimiento quedó congelado. Recientemente se paralizaron los salarios de los empleados públicos y se pararon algunos servicios públicos porque no se podían pagar. La ciudad no está en quiebra, pero atraviesa una fuerte crisis. Durante 2011 y 2012 la ciudad estuvo al borde de la suspensión de pagos pero consiguió tirar hacia adelante.
El fenómeno de las ciudades en quiebra, por mala administración durante la época de bonanza, y excesivo endeudamiento en tiempos de crisis, es un fenómeno universal y transversal. El sistema de administración de las urbes, por pequeñas o grandes que sean (el caso de Stockton en California que tiene poco más de 250.000 habitantes a los ocho millones de Dongguan), suele caer en los mismos errores: excesivo e irrelevante gasto en tiempos de bonanza, deuda eterna, y el no saber moverse al ritmo de la sociedad. Estas creaciones de nuevas ciudades están resultando infructuosas, ya que cada vez la población se concentra en los núcleos de población más grandes, tan sólo hay que observar el crecimiento de ciudades como Tokyo, México DF o Nueva York, para ver como atraen a la gente y crecen más. En el caso de la gran ciudad china de Dongguan, el crecimiento se ha ralentizado, de un millón de personas en que aumentó su población entre 2003 y 2007, se ha pasado a un crecimiento de 300.000 entre 2010 y 2013. En Stockton se creció a un ritmo de 24.000 habitantes cada cinco años, mientras que en los últimos cuatro apenas ha aumentado en 6.000 personas la población, y la delincuencia le ha situado como la segunda ciudad más peligrosa de California y Detroit ha perdido más de un millón de habitantes desde 1950 y se ha convertido en la ciudad más peligrosa a nivel de delincuencia de Estados Unidos.
Se puede deducir de esto que la quiebra tiene algunos puntos comunes: el descenso de población o freno al crecimiento, el aumento exponencial de la delincuencia y la corrupción, así como la combinación de un crecimiento muy rápido y muy fuerte con un decrecimiento igual de rápido y fuerte. Detroit multiplicó por 6 su crecimiento en los primeros 50 años del siglo 20, y se redujo casi tres veces en los últimos 60 años, cosa que no es normal en términos de crecimiento de las ciudades. Dongguan creció en 1,3 millones de personas entre 2008 y 2010, y de 2010 a 2014 sólo aumento en 300.000 la población, porque la mayor parte de la población eran inmigrantes (cinco de cada siete habitantes) que al terminarse su trabajo (la tasa de paro aumentó del 1.6 al 2 %), volvieron a su ciudad o isla.
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