Comencé 2013 en VAVEL como una niña que da sus primeros pasos en la vida, interiorizando muchos contenidos de golpe, pero poco a poco, los 365 días del año han acabado viendo a una persona madura, en el que VAVEL es imprescindible para caminar.

12 meses en los que se ha asumido y asimilado todo aquello que reprsenta VAVEL, más aún con las responsabilidades mayores que iba adquiriendo con el paso del tiempo. 12 meses en los que se ha ido acreditada a un campo, a otro, se han conseguido entrevistas, se han escrito crónicas, pero lo más gratificante es ver cómo una misma se siente orgullosa del todo el camino realizado porque ve que está creciendo.

Con las felicitaciones de los lectores presente día sí y día también, una necesita seguir escribendo en VAVEL, sentir cada letra que teclea y sentirse realizada con cada artículo que escribe. VAVEL da la posibilidad de hacerlo y no se puede desaprovechar. Uno se da cuenta de esa premisa una vez que cruza la puerta por primera vez, pero ese sentimiento se impregna de la misma.

Este 2013 también ha sido un año de cambios en lo personal, de comenzar nuevos proyectos. En julio y agosto desconocía si yo iba a poder llevar todo esto, no sólo llevarlo, sino hacerlo con responsabilidad y entrega en todos los retos que se me presentaban. En ese momento me planteé si debería dejar alguno de los proyectos. Mi madre me animó a ello, pero mi primera respuesta fue: "VAVEL, no".

VAVEL lo es todo, es un lugar para crecer en lo que uno ama, periodismo, para disfrutar con lo que se hace, porque no hay barreras y todo es bienvenido. La satisfacción de escribir en VAVEL es tal, que da igual llegar de un día agotador y quedarte a escribir una crónica o unas declaraciones, o levantarte media hora antes para retocar un artículo pendiente antes de ir a trabajar. Da igual, no importa, porque lo que importa es disfrutar con lo que se hace y crecer, y eso en VAVEL está garantizado.