"Ciertamente era más fácil morir que soportar decentemente una vida llena de tormentos". Esta frase extraída de Los sufrimientos del joven werther, escrita por Goethe refleja a la perfección la enfermedad del espíritu decimónonico: el suicidio por amor.
La obra cuenta de forma epistolar los sucesos que le acaecen a Werther, el protagonista de esta historia, durante su estancia en la ciudad, tras huir del pueblo. Allí se enamora de Charlotte, una joven comprometida y que es la causante de que él, absorto en la más remota desesperación, decida acabar con su vida. No obstante, este libro está clasificado dentro del Sturm und Drang, tempestad y pasión, movimiento predecesor del Romanticismo, y que surgió especialmente en Alemania a finales del siglo XVIII. De hecho, justo después de su publicación tuvo lugar una oleada de suicidios.
El objetivo de esta forma de escrbir, es la exaltación de las emociones y las pasiones descontroladas frente al racionalismo predominante en el siglo anterior; y que da como resultado una literatura que intenta romper con las convenciones sociales, expresando los sentimientos con total libertad.
Debemos mencionar algunos autores universales, aparte de Goethe como: Hölderin, el cual padecía esquizofrenia y fue agravándose aún más con la muerte de su amante. Colerigde o William Wordsworth, que pertenecían a la corriente lakista, (denominada así por residir durante una época en la región los lagos, al noroeste de Inglaterra), y por supuesto, el gran rebelde Lord Byron.
Pero el Romanticismo es mucho más: simboliza la representación de los estados de ánimo. La persona romántica es un ser solitario, pero que disfruta de esa soledad, intimidando en su yo más profundo. Apuesta por evocar recuerdos, sueños o épocas pasadas con las que huye de un mundo que destesta. Pincela con letras la fusión entre sus deseos más profundos con la desolación que embarga su alma ante un amor no correspondido.
Centrándonos en España, este movimiento fue tardío debido en parte al ambiente bélico y represor: Guerra de la Independencia, absolutismo de Fernando VII. La panacea se encuentra entre 1834 y 1850. Pero estos escasos años dieron para crear unos escritos, tanto poéticos como narrativos que han marcado un antes y un después en la literatura española. Desde Doña Inés que se encierra en un convento donde muere de amor, ( Don Juan Tenorio) pasando por Espronceda, y como no podía faltar: Gustavo Adolfo Bécquer.
"En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba."
(Rimas)