Los salarios japoneses han subido un 0,1 % en el mes de octubre, contando pagas extras y horas extras, para conseguir así un ascenso por primera vez en los últimos cuatro veces. Si se excluyen los salarios y horas extras, los salarios han bajado un 0,4 %, extendiendo por decimoséptimo mes consecutivo la tendencia negativa.
El sector de las manufacturas fue el más beneficiado, llegando a un ascenso del 5,4 % en pago de horas extras y un 3,2 % en pagas extras.
La importancia de los sueldos en el nuevo Japón de Abe
Japón, sumido en una crisis desde finales de los 80 de la que nunca se termina de recuperar, busca datos de crecimiento positivo con las medidas propuestas por el Primer Ministro Abe, apodadas por ello “Abenomics”. En ellas se establecen unos principios, llamados las tres flechas, que deberían hacer que en dos años la inflación del Japón se situara en el 2 % y el PIB (Producto Interior Bruto) creciera un 1,4 % en 2014 según previsiones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las tres flechas son el incentivo de las exportaciones mediante la depreciación del yen (un 15 % respecto al dólar este año), el aumento del gasto público (actualmente la deuda pública sobre el PIB es del 211 %, la más alta del mundo), y el aumento del consumo interno. Es ahí donde entran los salarios. Una vez conseguida frenar, en un principio, la deflación, como indica el siguiente gráfico, los salarios deberían subir (al menos no descender) para fortalecer el consumo interno de Japón. El consumo minorista bajó inesperadamente el último mes, tras anunciar el gobierno que en el mes de enero se subirá el impuesto sobre el consumo del 5 al 8 %, una medida destinada a intentar paliar la deuda pública japonesa.
Deuda pública y crisis en un país en pleno empleo
Japón es la tercera economía más importante del mundo. Un país que tras la Segunda Guerra Mundial dio un salto en 20 años de forma exponencial a su crecimiento. Tras la crisis, la deuda pública se hizo más que evidente, y superar el 200 % del PIB en deuda es la cifra más alta del mundo con cierta diferencia. Esto quiere decir que para pagar lo que debe el estado japonés se debería dar dos años de forma consecutiva toda la producción de Japón. Una crisis inmobiliaria y del sector financiero hizo que el país pasara dificultades durante los años 90, y tras la burbuja tecnológica de los 2000 se ahondó la herida. Sin embargo, el modelo laboral japonés ha mantenido el empleo en un nivel que en lo más alto del proceso, nunca ha superado el 6 % de paro, y que actualmente se sitúa en el 4 %. Lógicamente el sistema japonés de empleo tiene particularidades y no es perfecto, el amplio poder del empleador sobre el empleado o la limitación en caso de despido. Para ello el gobierno de Abe presentó una nueva reforma laboral, todavía sin concretar, en que se fomentaban los contratos temporales y la inmigración.
Fotos 1 y 2: Tradingeconomics.com