Si hace unas semanas era Nokia la que finalmente sucumbía al mercado y era adquirida por Microsoft, ahora es Blackberry la que finalmente no ha aguantado más y ha llegado a un acuerdo para su venta. El conglomerado financiero Fairfax, con sede en Toronto y que agrupa empresas de seguros y financieras, ha lanzado una oferta por 4.7 billones de dólares para hacerse con la empresa. De momento la compra no es definitiva, hay que esperar una auditoría para saber las cuentas reales de Blackberry y la confirmación del acuerdo por parte de Fairfax, así como un tiempo de espera cifrado en seis semanas para recibir una oferta más alta (previa indemnización de 116 millones de euros para la empresa de Canadá, que ya posee un 10 % de la compañía).

Buena reacción de los mercados
 
Las acciones de Blackberry subieron más de un uno por ciento cuando se anunció la oferta. Ante la caída sin freno del gigante de fabricación de teléfonos inteligentes (en el segundo trimestre el margen bajó un 2.74 %, y en 2012 llegó a bajar más de un 18 %), a causa de la pérdida de cuota de mercado frente a Apple y Android, finalmente se ha decidido poner en venta la empresa y llegar a un acuerdo con la empresa canadiense. Las acciones de Fairfax en Canadá también han aumentado su valor en un 1,2 % y las del Banco de Canadá un 0,9 %.
 
La caída de otro gigante tecnológico
 
Tras Nokia, es la segunda venta de una gran empresa de fabricación de teléfonos en pocas semanas. Blackberry, que llegó a estar valorada en 83 billones de dólares, ha llegado a un acuerdo para 4.7 billones, y recientemente anunció el despido de 4.700 personas para recortar gastos. Fundada en 1999, su famoso teclado en los dispositivos fue la característica distintiva principal a nivel de imagen. Comenzó especializándose en Palm, para pasar a teléfonos inteligentes al ver la caída de los dispositivos anteriores. Sin embargo, la entrada en el mercado de Apple y Android vio como Blackberry comenzaba a perder cuota de mercado. Finalmente en 2013 fue superado hasta por Windows Phone, arrastrando a la empresa a pérdidas ya irreversibles.