Se podría decir que la historia pasada, la evolución  de los hechos pasados, en este caso de la economía, no sirven para nada, que los métodos y procedimientos que se abandonaron porque no eran eficientes o porque al menos así lo resultaron, no merecen ser estudiados por el mero hecho de que no fueron "válidos". Podríamos arrinconarnos en este pensamiento y estudiar solamente aquello que está de actualidad, aquello que utilizamos hoy y qué supuestamente es lo mejor que podemos hacer según el conocimiento adquirido hasta la fecha.
 
Es menester, sin embargo, decir que probablemente más en economía que en ningún otro campo es indispensable estudiar la historia, es decir, estudiar el cómo y el por qué hemos llegado hasta el sistema que tenemos hoy. Pero volviendo a la pregunta que planteábamos en el título del artículo nos damos cuenta de que no es una pregunta que obedezca a una respuesta concreta y concisa, sino más bien una pregunta que deja varios frentes abiertos. A pesar de que, como decimos, hay varias respuestas posibles y todas ellas totalmente válidas, encontramos un haz de luz cuando nos damos cuenta de que la economía es psicología, la psicología de las personas en su conjunto conforma la economía. 
 
La economía es psicología
 
A lo largo de la historia se han repetido una y otra vez las crisis económicas, unas más severas, otras más llevaderas pero inevitablemente el ser humano siempre ha acabado cayendo al precicipio literariamente hablando. Esto viene a decirnos que el ser humano siempre se comporta de la misma manera y que le siguen aflorando los sentimientos que producen las crisis, como son la envidia, la avaricia, el querer más a cualquier coste, en definitiva la falta de valores. Está claro que no todas las crisis han sido iguales y por tanto las variables influyentes difieren entre distintas crisis. Si estudiamos la historia de la economía podemos entender con mucha más exactitud las razones de determinadas crisis y si las conocemos bien podemos evitarlas, ya no colectivamente, aunque debiera ser el objetivo principal, pues el poder económico hace lo que quiere con el mundo, pero sí de forma individual. Aun diciendo esto, hemos de aclarar también que la economía tiene su parte medible, su parte matemática, pero esa matemática pierde o recupera su lógica según las personas pierdan o recuperen su razón. 
 
Un banco
 
Para apoyar la afirmación de que la economía, por encima de su parte matemática, es psicología vamos a poner el ejemplo de un banco cualquiera, un banco español de hoy día. Hay bancos que son fuertes y siguen teniendo beneficios, menos pero los siguen teniendo, siguen teniendo patrimonio, siguen teniendo capital, los tipos de interés marcados por el BCE se encuentran en un 0.5%, sin embargo, no conceden préstamos o si lo prefieren, conceden muy pocos. No confían en que la gente pueda devolver los préstamos. Quizás sea la mejor idea del mundo, pero el banco no confía en ese proyecto y aunque tenga el dinero suficiente para concederlo no lo concede. Lo mismo ocurre con los ciudadanos de a pie. Sí, es cierto, que muchos no tienen nada, pero hay otros tantos que sí que lo tienen pero que no consumen determinados productos porque piensan que seguirán depreciándose y el precio de esos productos sigue cayendo porque la mayoría de las personas piensan lo mismo y como sabemos cuando la oferta excede a la demanda los precios caen, por tanto la psicología es una causa y la parte matemática una consecuencia. Para finalizar y apoyar más si cabe la idea, llegamos al punto culminante, solo un 5% del dinero existente el mundo está en estado físico ¿Cómo es esto posible? Gracias a la confianza de las personas que piensan que su dinero realmente existe y que no corre peligro.