La Administración Central ha igualado ya las previsiones de déficit público con respecto a final de año impuestas por Bruselas, situando el déficit público en el 3,8 %. Las Comunidades Autónomas acumulan el 1,3 % y la Seguridad Social el 1,4 %. España alcanzó en 2012 el 6,5 %, pero si se cuenta el rescate del sector financiero, la cifra aumentaba hasta el 10,2 %, una de las más altas de Europa y cifra parecida a las de la Gran Depresión de 1929.

En cuanto a cifras, el déficit de la Administración Central asciende a 40.000 millones de euros, sin embargo respecto al año pasado se ha reducido del 4,15 % que se registraba en junio de 2012 al 3,8 actual, objetivo de final de año.

Los impuestos, la clave del presente y futuro para Montoro

Mientras Bruselas reclama medidas estructurales y pide que no se centre todo en medidas fiscales, de momento son los impuestos los que dan algunas cifras llamativas. La recaudación del gobierno central ascendió a 1.668 millones de euros debido a la subida del IVA del 18 al 21 % y a la subida de otros impuestos. A final de año la cifra podría aumentar tras el fin de las ventajas fiscales por compra de vivienda, y el aumento de impuestos al sector de la lotería, tabaco, alcohol y reducción de ventajas fiscales a las sociedades. La Seguridad Social presentó superávit hasta junio de 9.832 millones de euros gracias a las aportaciones del Estado.

El déficit público, un concepto clave de la crisis

Durante la crisis económica actual los analistas y sobre todo, los encargados de la política económica mundial han hecho hincapié en el concepto del déficit público. Esto no es más que el diferencial entre los ingresos y el gasto público. Los ingresos son básicamente los impuestos y las cotizaciones de los trabajadores, mientras que el gasto público engloba subsidios, subvenciones, servicios públicos etc.

La reducción del déficit público (mediante reducción de gasto, los famosos recortes, o aumento de los ingresos, las subidas de impuestos por ejemplo) trae una teórica mejora en la colocación de bonos de financiación y hace que los bancos privados presten dinero al país con menor tipo de interés al ser más fiable que ese dinero pueda retornar (aumento del tipo de interés).

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