Las historias, como los mitos, siempre tienen un comienzo, el de Carmen nació de la mano del escritor francés Prosper Mérimée. El literato escribió su novela en 1845, aunque no saldría a la luz hasta 1847 en Revue des Deux Mondes. Para esta novela, Mérimée se inspiró en un viaje que realizó a nuestro país, así como una historia que le narró la propia Condesa de Montijo.
El argumento de la célebre novela se centra en los negros episodios de la vida de Carmen, una gitana española de gran atractivo físico. La historia comienza cuando un joven francés alistado en el ejército conoce a Carmen, quien consigue apartarle del ejército galo y desarraigarle de su vida anterior, hasta llevarle a delinquir. La pasional protagonista, además de mantener relaciones con el exsoldado francés, está casada. Este hecho hace aflorar los celos en el galo, llamado Don José, quien mata al marido de Carmen. Pero los crueles episodios no acaban aquí, Carmen se une a un torero y Don José, presa de los celos y la ira, decide asesinar a su amada acuchillándola, para posteriormente entregarse a las autoridades y ser condenado a muerte.
Carmen conquista los escenarios
Esta trágica y negra historia tuvo posteriores repercusiones como veremos a continuación. Georges Bizet, impresionado por el dramatismo de la novela decidió llevarla a los escenarios para convertir la historia en una ópera de cuatro actos. La ópera no tuvo gran acogida entre el público y recibió malas críticas. Sin embargo, el teatro comenzó a regalar entradas para aumentar su audiencia llegando a las 48 representaciones en su primera temporada. Bizet murió poco después sin conocer el posterior éxito que tendría su obra. En 1875 la ópera es representada en Viena con éxito de crítica y público dando inicio a su posterior éxito mundial.
Mientras gran parte del viejo continente acudía a los teatros para ver Carmen hasta hacer de ella un prototipo de la mujer española. En nuestras fronteras Quintero, León y Quiroga, grandes compositores de la copla, crearon una letra en contrapartida a la Carmen de Merimée. En esta copla se hacen constantes alusiones y críticas, tanto a la novela como al autor. Pero no es verdad la historia que de mi escribió un francés… No sé quién fue descamillo Ni tampoco don José. Y no manejo el cuchillo ni a la hora de comer… Yo soy la Carmen de España y no la de Merimée… Me han cantado en el teatro lo mismo que a la Traviata… Una Carmen de camelo que no se parece a mí…
El séptimo arte tampoco se ha mantenido ajeno a la historia de Carmen. En 2003, Vicente Aranda dirigió la película Carmen basaba de nuevo en la novela de Mérimée. Aunque lo cierto es que el largometraje no tuvo gran acogida entre los críticos nacionales e internacionales. El film solo cuenta con un premio en su palmarés el del Birmingham Screen Festival en 2004.
Las repercusiones artísticas no acaban aquí, la historia de Carmen ha viajado por teatros de medio mundo siempre cosechando buen éxito en taquilla. Prueba de ello es que hace poco menos de un mes Carmen también llegó a los teatro de la Gran Vía madrileña manteniendo viva la historia.