El déficit público presupuestario de Estados Unidos aumentó en 139 billones de dólares según anunció el Tesoro Público de dicho país. Sin embargo, las previsiones son que a finales de año el déficit se sitúe por debajo del trillón de dólares, que sería el dato más bajo desde 2008. Durante este año el déficit ha aumentado en 626 billones, menos que el año pasado. Un billón de dólares son mil millones de dólares, diferente a como se cuenta en Europa y otras zonas.
La subida de impuestos y la reducción del gasto público crean buenas expectativas
La subida de tasas a las clases más altas y la reducción de los gastos públicos (un 4,3 % en defensa, por ejemplo) hace pensar que a finales de año el déficit será el menor desde 2008, aún así, sería el quinto peor resultado de la historia de Estados Unidos.
¿Qué es el déficit público y qué importancia tiene?
El déficit público es el dinero que gasta un gobierno menos la recaudación de impuestos. En Estados Unidos la deuda pública (y comercial) es muy abundante y constituye un problema. De hecho, a pesar de la crisis en el sur de Europa, el déficit público con respecto al PIB (la producción de un país) de España se sitúa alrededor del 84 % (déficit público dividido entre el PIB) mientras que Estados Unidos se sitúa por encima del 106 %.
¿Cómo afronta Estados Unidos el gran déficit público que tiene?
Una política monetaria expansiva, con bonos muy baratos, permite a Estados Unidos sobrevivir a pesar del alto déficit. Esto quiere decir que los inversores prefieren poner su dinero en ese país porque la financiación resulta más barata. La tasa de crecimiento moderada de los últimos meses ha ayudado, así como la "distracción" provocada por los mercados de bonos europeos. En este contexto es importante explicar qué es el "abismo" o "precipicio" fiscal, un tema del que se ha hablado mucho en los últimos meses.
Antes del 1 de Enero, los partidos (demócrata y republicano) debían llegar a un acuerdo sobre la gestión de la deuda pública. Si no se llegaba a ese acuerdo, automáticamente el primer día del año entraban en vigor una serie de políticas automáticas de subida de impuestos y recorte de gastos. En agosto de 2012 se acordó el endeudamiento del estado para 2013, que debía reducirse en 800.000 millones de euros. Si no se cumplía ese plazo, se pondrían automáticamente en marcha medidas contractivas para llegar al límite. En el último instante se llegó a un acuerdo para subir los impuestos a las fortunas más grandes y reducir algunos presupuestos públicos, cosa que evitó el "abismo". Se estimaba que si Estados Unidos llegaba a la situación de las medidas automáticas de ajuste el crecimiento hubiera bajado, repercutiendo en la zona Euro negativamente.