En la Antigüedad,  los griegos y romanos enseñaban en sus escuelas el arte de persuadir o convencer, embelleciendo el habla mediante la utilización de toda clase de artificios y figuras retóricas. El empleo de estos recursos retóricos forma parte de lo que hoy llamamos saber hablar en público, que podemos resumir de forma escueta como: ‹‹la tarea de una personas que se presenta y utiliza el lenguaje ante otro u otros individuos con un fin determinado›› .

En la sociedad actual, el saber hablar se entiende como un elemento diferenciador de clases, pues en nuestra expresión se refleja el nivel sociocultural, la buena educación, el saber estar y la consciencia de que el que sabe hablar obtiene, además de reconocimiento social, otro tipo de beneficios.

Todas las palabras que emitimos con el objetivo de conseguir algún fin conforman un discurso que debe reunir algunas características generales, indispensables para constituir las reglas del bien hablar y que conforman la definición del saber hablar bien. Asimismo, los criterios necesarios para el correcto aprendizaje del bien hablar, que se exponen a continuación, pueden serle de gran utilidad al profesor de lengua, pues estos constituyen los puntos por los que este debe guiarse en la evaluación de las actividades de producción oral. Estos son los parámetros para el desarrollo de las destrezas orales que nos propone Antonio Briz en esta obra:

Ø  Saber hablar correctamente es respetar las normas establecidas por la Real Academia Española y la Asociación de Academias, cuestión distinta que no es posible aplicar en igual medida a la lengua oral que a la escrita, pues en la lengua oral, el objetivo es que el mensaje emitido sea entendido por el receptor. Debemos tener en cuenta que el discurso oral está marcado por su inmediatez, por lo tanto, la planificación es mínima, habiendo un menor control de lo producido, la construcción gramatical es diferente y se producen cambios sintácticos y léxico-semánticos muy frecuentes debido a interrupciones e imprevistos que pueden surgir en el momento de la intervención.

 

Ø  Saber hablar bien es ajustar lo hablado al contexto y a la situación en la que se dé el acto comunicativo. Para ello, debemos conocer quiénes son nuestros oyentes y ser conscientes de que adecuar nuestro discurso al contexto. El español al igual que el resto de lenguas está provisto de infinidad de estilos comunicativos y formas de tratamiento con el fin de que el buen hablante posea los suficientes instrumentos para abordar cualquier tipo de situación, teniendo en cuenta cuando nos encontramos en ambientes formales (presentación, discurso, entrevista, etc.) de que debemos contar con el factor tiempo, que estará fijado de antemano.

 

Ø  Saber hablar bien es la capacidad de dotar a nuestro discurso con claridad. A la hora de hablar debemos tener claras nuestras ideas y ser directos y coherentes en la elección lingüística y en la exposición de ideas, organizando el contenido de forma ordenada, marcando las clásicas partes por las que se estructura un discurso: inicio, nudo y desenlace.

o   En el inicio, presentaremos los temas a tratar, la disposición en la que se van a exponer, las metas y los objetivos que pretendemos conseguir.

o   El nudo es la parte en la cual se desarrollan los contenidos, se analiza pormenorizadamente la información y se defiende por medio de argumentos válidos la idea o tesis que queremos transmitir al público.

o   Para terminar, el discurso se cierra con el desenlace, cierre o conclusión, que debe presentar una breve compilación de las ideas expuestas.

 

Ø  Cualquier tipo de discurso debe ser pronunciado de forma clara, mostrando un buen dominio de la entonación y de los elementos prosódicos en general, pues el tono con el que transmitamos el mensaje, transfiere un filtro afectivo a nuestros oyentes, al igual que debemos tener conciencia del empleo controlado de los elementos extraverbales como son los gestos y los movimientos del cuerpo.

 

Ø  "A la actividad lingüística se une al hablar una actividad social. Mantener y aumentar nuestras relaciones interpersonales, aproximarse verbalmente a quienes nos escuchan es favorecer el éxito de la elocución", es decir, debemos ser educados y saber modular nuestra forma de ser corteses ante el tipo de situación que se dé.

 

Ø  "Nadie habla por hablar". Saber hablar bien es tener la habilidad y la conciencia de la existencia de diversas estrategias comunicativas que nos permiten conseguir la aceptación y el acuerdo de nuestro interlocutor.

           

            Por tanto, saber hablar bien no es una capacidad adquirida primitivamente, sino una serie de conocimientos y habilidades aprendidos gracias a nuestro entorno y al sistema educativo, que debería constituir una herramienta básica para el aprendizaje de las cinco destrezas, pero sobre todo, de las que forman parte fundamental de la interacción y mediación oral: la producción y la compresión, marcadas por la corrección gramatical, la adecuación a las distintas situaciones, a las características de los interlocutores y al tiempo establecido, la claridad en ideas, contenidos y estructuración del discurso y al establecimiento de las buenas relaciones con el otro. "Saber hablar bien es un saber estratégico, no se hereda, sino que se aprende".

Además, la obra se completa con consejos sobre cómo afrontar una entrevista de trabajo, una reunión, un discurso o un debate. En conclusión, Saber hablar es un manual muy útil del que podemos aprender técnicas y trucos para mantener la compostura a la hora de hablar en público, pues hay que entrenarse constantemente en las destrezas orales, siendo capaces de construir y comprender mensajes caracterizados por la claridad, la coherencia, la cohesión y la adecuación tanto verbal como extraverbal y paraverbal.