Quizás los lectores más jóvenes no recuerden algunos nombres, pero los que tengan una cierta edad recordarán con cierta nostalgia algunos portales como Lycos, Ya.com, Geocities o Tiscali. Algunas de ellas han sobrevivido de forma sólida y ahora tienen poder, como Yahoo o Amazon, pero en el momento de la explosión de la burbuja sus acciones perdieron casi todo el valor.
Para comenzar la explicación, primero hay que decir que todas las empresas tecnológicas cotizan en el índice NASDAQ (fundado en 1971), y que todo nace a partir que en 1993 se comienza a explotar la dinámica
World Wide Web. Hasta entonces Internet era un medio usado para comunicación interna de las empresas mediante mensajes de correo electrónico básicamente. Pe
ro a partir del nacimiento del WWW Internet se abre al gran público ofreciendo grandes oportunidades de mercado. Si bien las conexiones no se pueden comparar a las de hoy en día, se pusieron en funcionamiento rapidamente muchos negocios de compraventa (como
EBay o
Amazon), herramientas de interactuación como chats (quién no recuerda los
IRC Hispano), y finalmente, los famosos portales interactivos. Estos portales ofrecían una gran cantidad de contenido muy variado, desde noticias, foros, chats... hasta la posibilidad de alojar la propia web de uno con un espacio reducido de memoria y un código HTML muy rudimentario. Algunos de los lectores habrán tenido y todo alguna página en Geocities.
Bien, estos portales tuvieron una gran cantidad de beneficios en sus primeras épocas y salieron a bolsa. Era la época del boom de Silicon Valley, aquel conglomerado de facultades y laboratorios tecnológicos de donde salieron tantos y tantos emprendendores cibernéticos famosos. Los beneficios fueron tales que a este tipo de portales no les importaba pagar 2 millones de dólares por un anuncio de trenta segundos en la SuperBowl. Además la aparición a finales de los 90 del 3G y de la fibra óptica dieron más aire y más posibilidades a estas empresas.
El fenómeno redes sociales entra en juego
La recesión en el sector tuvo consecuencias para toda la economía. Países como Japón, de un contenido productivo altamente tecnológico, alargaron la crisis que sufría, y se ha considerado la primera burbuja tecnológica como un primer paso hacia la crisis de 2007-actual. El rechazo causado por las
empresas tecnológicas se terminó en cuanto aparecieron nuevas fórmulas, la más importante de ellas Facebook. La interacción entre usuarios y la posibilidad que cada usuario tuviera su espacio, más la mejora de las conexiones, posibilidad de hacer fotos o vídeos y accesibilidad hicieron muy atractivo el negocio. En poco tiempo Mark Zuckerberg, el creador, se hizo millonario, y Facebook obtuvo unos ingresos gracias a publicidad y a comprar pequeñas empresas y negocios. La salida a bolsa se produjo en 2012, arrojando unas pérdidas trimestrales de 127 millones en el primer trimestre. El valor era irreal, más la prudencia habitual de los inversores y problemas en la aplicación móvil hizo que la acción cayera de los 42 dólares a los 26 actuales.
Caso contrario es el de Linkedin, la red social de ámbito profesional salió en bolsa en agosto de 2012, y su valor, de los 45 dólares que costaba a la salida, se ha ido a los más de 170 dólares. Los inversores ven la idea de negocio de LinkedIn mucho más clara que la de Facebook. Esta empresa ha sabido aplicar correctamente a los móviles su aplicación y su plan de negocio a medio plazo convence. Otras empresas como Google también tuvieron una gran acogida.
Precios irreales contra negocio sólido a largo plazo
En este hay punto hay dos tesis sobre las empresas nuevas a nivel tecnológico. Los que defienden que el precio de las acciones de por ejemplo, LinkedIn y Google son excesivos (Google está en más de 800 dólares la acción), y que son irreales con respecto al mercado privado. La otra visión dice que estos negocios tienen una solidez a medio y largo plazo que no demostraron las empresas de finales de los 90.
A favor de la tesis de los precios irreales y que pueden causar una nueva burbuja encontramos los siguientes argumentos:
1. Valoración excesiva de las empresas y crecimiento demasiado rápido e insostenible.
2. La compra de acciones se produce por especuladores a corto plazo por lo tanto no tiene que ver con el valor real de la empresa.
3. Desajuste entre el mercado financiero privado (otras empresas, bancos) y público (bolsa).
Y los que dicen que las empresas no caerán a medio plazo y que son una sólida inversión para el futuro argumentan lo siguiente:
1. Negocio en expansión y sólido a medio plazo.
2. Balance sólido de beneficios, por lo que no hay que competir con posibles acreedores.
3. Mayores dividendos a repartir por la cantidad de beneficios acumulados.