En primer lugar, es muy importante hablar de la crisis del sistema educativo. Es más que conocido por todos que España está a la cola en Europa en cuanto a educación. Estos informes, el más importante es el PISA pero no es el único, no son nada positivos sobre los resultados académicos de los alumnos españoles y lo peor de todo es que nada hace pensar que vayan a cambiar. Pero esto es tan sólo el inicio de un problema gigantesco, en el que está involucrada de igual manera tanto la sociedad como la política. Y dentro de estos dos grandes grupos se encuentran otros subgrupos; las familias, el profesorado y las administraciones educativas y gubernamentale
Si echamos la vista atrás unos cuantas décadas hasta el día de hoy, podemos deducir que la educación ha sufrido una bestial transformación. Ha pasado de ser el privilegio de unos pocos que podían permitirse económicamente estudiar a convertirse en un derecho universal, público y accesible a todo el mundo, independientemente de su estatus socio-económico. Otra transformación es que ha pasado de ser una educación teledirigida por la iglesia, ya que el obispado instruía a sus pupilos bajo los adoctrinamientos cristianos, a eliminar en todos los colegios públicos los símbolos religiosos y ser una educación laica. Por tanto, la educación fue recortándole terreno a la sociedad hasta llegar al punto de igualarse y no estar anticuada. Las luchas del proletariado y de la defensa de los ciudadanos llegaron a constituir la creación del Estado del Bienestar en nuestro país.
Sociedad
A día de hoy el Estado de Bienestar nos ha atrapado y estamos en una de las peores crisis globales que se recuerdan. La famosa crisis con la que nos llevan bombardeando no es solo económica, sino también social y de valores. En esta terrorífica crisis que afecta por igual a todos los sectores de la sociedad y en la que, por supuesto, también se incluye la educación.
Dentro de la sociedad, siendo realistas, estudiar no está bien visto. En el colegio los niños más aplicados también suelen ser los más marginados, mientras que lo menos estudiosos suelen ser los más populares.
Los niños se han convertido en personas sedentarias que se pasan cinco o seis horas jugando a la videoconsola o conectados a internet, solos y así son felices. No tienen y no quieren a nadie que les digan lo que tienen que hacer y por supuesto, prefieren pasar su tarde jugando a estudiando. No suelen hacer deporte y por consiguiente, no saben lo que es ganar o perder, no saben lo que significa el sacrificio ni prácticamente lo que es el esfuerzo.
Luego otro dato a tener en cuenta es que los padres no prestan interés en la educación de sus hijos; no les ayudan con las tareas, no les marcan un régimen de estudio y por supuesto, no van a las tutorías con los profesores. ¡Menuda pérdida de tiempo pudiendo aprovechar ese tiempo en ver la televisión tranquilamente! Con estas condiciones es muy fácil que se produzca el abandono escolar si no hay nadie detrás que te influya y te obligue a cumplir tus obligaciones. Hemos llegado a una situación en la que estudiar es aburrido y no compensa porque la vida es muy corta y hay que disfrutar el Carpe Diem, si es que saben lo que significa.
Estudiar no sirve de nada si mi papá me puede enchufar en su empresa o directamente no quiero estudiar porque se está más cómodo en la cama hasta las once de la mañana, luego un paseíto por el parque y después a comer la comida que me ha hecho mamá. Esa es la mentalidad imperante y así nos va. La nueva guerra vigente en estos momentos es convencer a los pilares más básicos de la sociedad que estudiar es necesario para el progreso.
Si unida a esta mentalidad, el gobierno hace que estudiar sea todavía más costoso y difícil para el estudiante el resultado puede ser catastrófico. En otros países europeos estos problemas no existen por el simple hecho de haber implantado políticas muy estrictas de educación, pero de nada sirve compara España con el resto de Europa porque nunca hemos estado cerca de igualar sus números y nunca lo estaremos. Cada país es como es con sus fallos y aciertos y lo que deben de hacer gobierno y oposición es centrarse en la manera de resolver todos los problemas en los que se encuentra asumido nuestro país.
Siendo honestos una cosa es que la situación financiera sea mala y otra cosa es que los recortes estén haciendo que la educación retroceda cuarenta años. Si unimos la falta de inversión en infraestructuras, en material escolar y una reducción en el sueldo de los profesores a la decisión de no convocar las oposiciones hasta 2014 como mínimo y el aumento de los alumnos por clase, el resultado es que la educación pública está agonizando.
Para entender de una manera sencilla el problema de la educación, deberían decirle al Ministro de Educación que las casas no se comienzan por el tejado. Si esta lógica dicha la trasladamos al mundo de la educación no se puede recortar en educación porque no están cimentando los pilares de los nuevos alumnos y por tanto, tarde o temprano la casa-sociedad ya que los que tendrán que sacar adelante la situación serán los que han sido privados de ésta.
Educación
Una vez analizada la sociedad y la administración política le llega el turno a los propios docentes. Por un lado, cada vez se invierte menos en formar académicamente a los futuros docentes y menos aun en los que ya actúan como tales. Los resultados son profesores que no han sabido reciclarse y siguen con el mismo temario curricular de cuando aprobaron las oposiciones en 1965 y no saben lo que es una plataforma, un blog, un wiki o simplemente mandar un email. Y es que aunque ya tengas trabajo para toda la vida no hay ninguna ley que prohíba utilizar nuevos métodos educativos y utensilios más acordes a los tiempos que corren.
Centrándonos exclusivamente en el papel del docente, hemos de decir que su situación también es muy precaria y reflejan una falta de motivación por parte del profesor a la hora de realizar su trabajo. Se encuentran con una sociedad que no los valora lo suficiente, una administración que les exige demasiado, un alumnado cada vez más violento e indisciplinado y una familia que no les da el apoyo y la ayuda necesarios. Por este motivo, la labor del docente siempre ha sido propensa a coger la baja por depresión, ansiedad, baja autoestima, y un largo etcétera que ha propiciado un buen número de absentismo temporal llegando incluso al cese laboral definitivo.
Así las cosas, diremos que el profesorado, al igual que el sistema educativo, también está en fase de crisis, ya que forman parte de un todo que nos repercute a la sociedad entera. Pero es que ser profesor en este país no es fácil, ya no solamente por los escollos que tienes que pasar hasta ser profesor que tienes que superar unas oposiciones configuradas para premiar al que más sabe o más suerte tiene y no para premiar al que mejor sepa transmitir sus conocimientos. Sino porque ser profesor es una profesión de riesgo, de similares características a las de un árbitro de fútbol de Argentina pitando un partido entre Boca Junior y River Plate.
Familia
Nadie tiene respeto por los profesores. Ni los propios docentes entre sí. Es muy común creer que los de magisterio infantil no preparan bien a los niños cuando llegan a primaria y no saben escribir, leer ni comprender un texto con la friolera edad de seis años. También es muy común culpar a los maestros de educación primaria si un alumno no alcanza los conocimientos que debería saber durante la E.S.O. Y así sucesivamente hasta llegar a la Universidad. La culpa es siempre del profesor anterior que no ha trabajado bien con el alumno, nunca de uno mismo.
Por otra parte, hasta no hace mucho tiempo los padres respetaban a los alumnos. El profesor estaba un escalón o dos por debajo de Dios. Lo que decía el maestro iba a misa y pobre de ti como te atrevieses a replicar. El profesor era un modelo de disciplina al que había que obedecer sin cuestionar su autoridad. Hoy en día las cosas han cambiado y mucho. Ahora los que están por debajo de Dios son los alumnos. Los alumnos ya saben todo lo que tienen que saber y pobre del profesor como se atreva a cuestionar su autoridad y conocimiento. Probablemente sean los padres que han sufrido profesores autoritarios y más de una paliza por su culpa, los que están criando hijos autoritarios a los que se les permite insultar y menospreciar al docente. No hay que ser calvo ni llevar tres pelucas, en el punto medio está la virtud.
Conclusión
A modo de conclusión, está claro que el mayor perjudicado de todo esto es el alumno que quiere estudiar, ya que aparentemente lo tiene todo en su contra. Todo son pegas y contras. Empezando por su entorno familiar en el que carece de atención por parte de los padres, siguiendo, por el régimen político que no invertirá suficiente dinero para que pueda alcanzar sus objetivos, continuando, por parte del profesorado que le dará demasiada información, con métodos anticuados y una gran falta de motivación por transmitir los conocimientos y terminando, por la sociedad en general, que no da la importancia suficiente a su implicación e interés por la educación.
Ante tantas trabas solo nos quedan dos opciones. Una es la fácil que es rendirnos y el otro mucho más difícil será luchar por cambiar todo esto. Ante tanta negatividad y malestar generados, debemos ser optimistas con vistas al futuro y pensar en cambiar lo que nos corresponda cambiar cuando seamos padres, alumnos y docentes. Si ya hemos conseguido lo difícil que es detectar el problema, solo que da lo fácil que es actuar con conciencia plena sobre la problemática actual de la educación en nuestro país. Todos podemos contribuir al cambio desde ya.