"Equus", donde la fantasía y la religión se transforman en un caballo
Cartel oficial de la obra | Fuente: Atrápalo

"Equus" es una obra de teatro escrita por Peter Shaffe en el año 1973.

La obra se presenta en la página web del teatro así: 

''El psiquiatra Martin Dysart recibe el encargo más difícil de su carrera profesional: deberá tratar a un joven que ha cometido un acto de una brutalidad atroz. El chico, Alan Strang, ha sido detenido por haberles sacado los ojos con un punzón a la media docena de caballos a los que cuidaba en un establo. A partir de aquí comienza una investigación detectivesca de tintes psicoanalíticos en la que el psiquiatra deberá averiguar qué llevó a un joven de buena familia, que jamás había dado un problema, a cometer semejante acto.

Siguiendo las reglas del thriller psicológico el psiquiatra va indagando en la vida del muchacho, con una madre devota y religiosa y un padre estricto y trabajador. La sublimación del deseo sexual, la falta de relación con otros jóvenes de su edad y su fascinación por los caballos van revelándose como pistas en el laberinto mental en el que se interna el psiquiatra para ayudar a su paciente. Pero el propio doctor tendrá que luchar también con sus propios demonios, entre los que se encuentran un matrimonio sin sentido que no funciona y unas permanentes dudas sobre la utilidad de su profesión frente a los dictados de una sociedad castrante que aniquila los sueños e ilusiones de la gente''.

En resumen, podríamos decir que la obra narra la historia de un psiquiatra que intenta tratar a un joven adolescente que padece una patológica fascinación sexual y religiosa por los caballos.​ 

Durante toda la presentación está presente la empatía del doctor con el joven indescifrable, difícil, pero que pide ayuda en un grito mudo que no consigue salir de su garganta.

El personaje principal (el joven), interpretado por Álex Villazán, es uno de los mejores protagonistas que hemos visto encima de un escenario. Si ya está muy bien en algunas series como "Skam" o "Alma", verlo interpretar a Alan confirma que es una estrella. Su teatro físico, su permanencia en el personaje y todas las contradicciones que vive durante la hora y media que dura la representación nos hacen ver que Alan es un joven frustrado, una persona que esconde sus deseos debido a la educación religiosa y estricta que le dieron sus padres, en especial su madre.

Algunas personas ven en esta obra una clara alusión a la homosexualidad, al amor prohibido y coaccionado por un entorno familiar hostil a todo aquello que se sale de la normatividad. La verdad es que la obra en sí no da para tal análisis, ya que hay muchas oportunidades desaprovechadas. Sí que podemos decir que es una obra tensa, cargada y, a veces, un poco plana, pero que se salva y se eleva gracias al protagonista hasta convertirse en una pieza disfrutable y emocionante.

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