Televisión Vavel asistió el pasado domingo 19 de junio al Teatro Bellas Artes de Madrid a ver la obra "Un Oscar para Óscar".
La función, una hilarante comedia de 85 minutos, cuenta la historia de un director de cortometrajes español nominado a un Premio Oscar. Durante la función se narra el viaje del mismo a la ciudad de Los Ángeles para asistir a la gala de los premios y cómo dos ministros españoles le acompañan en la experiencia.
Desde el principio se pudo ver el punto cómico de la obra gracias a la brillante interpretación y complicidad entre dos de los protagonistas: Jon Plazaola, que interpretaba al joven director nominado, y Agustín Jiménez en el papel del ministro de Cultura.
La obra estuvo llena de referencias, críticas y sarcasmo. La presencia de Mara Guil en el papel de la ministra de Hacienda, una mujer obsesionada con no gastar dinero y con las redes sociales, dio a la obra un punto ácido y frenético que marcó el ritmo de la sesión.
La cuarta actriz que conforma el elenco, Rebeca Salas, encarnó el papel de Paula, una actriz frustrada que trabaja una empresa de chicas de compañía (que no escort) y que acompaña al nominado a la gala de los Oscars.
"Un Oscar para Óscar" es una comedia que lanza innumerables críticas a la sociedad española. Vivimos en un país que no valora el arte patrio, que prefiere siempre lo ajeno, lo extranjero. La función es una reflexión sobre la calidad de nuestra cultura y sobre por qué deberíamos confiar más en nosotros mismos. Además, se utiliza el humor, la ironía y el sarcasmo para mostrar la realidad de los cineastas y directores de cine en nuestro país, ya que estos se encuentran con muchas puertas cerradas y una gran falta de financiación para sacar adelante sus proyectos.
A lo largo de la función podemos ver también como se recurre a la infravaloración del género "cortometraje" cuando se habla de cine.
Más allá de la gran conexión entre los personajes y una sobresaliente interpretación por parte de las actrices y actores, cabe destacar de esta obra el gran guion que funciona como un gran lazo conector de chistes, críticas y chascarrillos que consigue que el público estalle en carcajadas.
Desde luego, obras como esta, que traen alegría, risas y que además cuentan una historia e invitan a la reflexión sobre el propio arte español, son más que necesarias en la realidad social que vivimos. Una realidad que cada día ríe menos y en la que se trata de invertir cero en cultura.