“El sacrificio de un
ciervo sagrado”: la maestría de un relato salvaje
Fotograma de 'El sacrificio de un ciervo sagrado'

Desde que en 2009 estrenó “Canino”, pronto Yorgos Lanthimos se convirtió en referencia del cine independiente y de autor. Su maestría para crear un drama psicológico con tintes de realidad pura y dura, mezclada con el surrealismo más profundo, hizo que muy pronto se colocara en el panorama como un cineasta a quien había que seguir la pista, algo que reafirmó con sus siguientes trabajos.

Estrenada en 2017, “El sacrificio de un ciervo sagrado” sabe reunir todo lo que nos maravilla de este cineasta, acompañado por un reparto de lujo encabezado por Colin Farrell, Nicole Kidman y el estupendo Barry Keoghan. La cinta cuenta la historia de Anna, un prestigioso cirujano casado con Anna, una reputada oftalmóloga. Ambos viven felices junto a Kim y a Bob, sus dos hijos. Cuando Steven entabla amistad con Martin, un chico de dieciséis años huérfano de padre, los acontecimientos darán un giro siniestro y Steven deberá elegir entre cometer un sacrificio o perderlo todo.

“El sacrificio de un ciervo sagrado” se centra en desafiar temores universales, tocando temas como el amor, la venganza, la avaricia o el miedo. A través de una inquietante y escalofriante banda sonora que quita el aliento y envuelta en una metáfora, Lanthimos busca derribar tabús al cuestionar la idea de la familia, utilizando la venganza de un extraño adolescente como causante de esa descomposición.

El cineasta griego vuelve a centrarse en la desagradable descripción del abismo sobre el que penden los valores del ser humano, con un ritmo frenético y un terror psicológico inquietante. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, Lanthimos va poniendo las cartas sobre la mesa, pero, hasta que no avanza el metraje, el espectador no sabe cómo interpretarlo. La cinta cuenta con una realización exquisita y que sabe mantener siempre esa atmósfera de extrañeza constante.

El peso de los pecados con mezcla de tragedia clásica es uno de los puntos de “El sacrificio de un ciervo sagrado”, tan impactante con su ritmo agónico y la incertidumbre de su propuesta que te hace estar pegado durante sus 120 minutos, haciendo que uno esté deseoso por saber cómo se resuelve todo. En su crudeza y brutalidad, hay una belleza electrizante que consigue que el largometraje se quede incrustado en la memoria de un espectador incapaz de dar crédito a la brutalidad de lo que acaba de presenciar.

Valoración: 4/5

Lo mejor: Su inquietante banda sonora, en concordancia absoluta con lo que está ocurriendo en pantalla

Lo peor: Algunas cuestiones que quedan sin resolverse y que Lanthimos pone sobre la mesa para que el espectador saque sus propias conclusiones

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