Hace 11 años que llegó a la gran pantalla “Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba”, tercera y última parte de los filmes estrenados de la saga literaria creada por C.S Lewis. Una franquicia que comenzó de forma estupenda y con pretensiones de querer alcanzar el éxito de “Harry Potter”, pero que terminó despidiéndose por la puerta de atrás. ¿Qué fue lo que pasó exactamente?
En 2005, “Las crónicas de Narnia. El león, la bruja y el armario” se convirtió en la cinta de las navidades y logró ocupar el puesto 35 en el ranking de filmes más taquilleros de la historia. Sin embargo, hay algo que no convenció al público, y puede que fuese porque se trata de una saga más infantil de lo que estamos acostumbrados. “Narnia” no es ni “Harry Potter” ni “El Señor de los Anillos”, es entretenimiento para toda la familia, algo que al público no terminó de enganchar.
A diferencia de otras sagas literarias, “Narnia” no contaba con un fenómeno fan que arrastrase al público a verla. Las adaptaciones de las novelas de C.S. Lewis no generaban ningún tipo de expectación y, si bien es cierto que en la primera parte muchos espectadores sintieron curiosidad por ver de qué trataba, no les convenció lo suficiente como para engancharse. El filme no contaba con ningún elemento atractivo como para tener la necesidad de saber qué ocurriría en un futuro, y era demasiado adulta para los niños y demasiado infantil para los adultos. Al ser los cuatro protagonistas hermanos, tampoco tenía ese componente romántico que podría haber atraído al público adolescente y que funcionaron perfectamente en otras sagas como “Crepúsculo”.
La saga tocó techo en 2008, momento en el que Disney se sintió muy decepcionada por los datos en taquilla de la segunda entrega (419,7 millones de dólares frente los 745 millones de la primera parte) y decidió ceder los derechos de continuación de la saga a 20th Century Fox con “Las Crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba”, una película en la que se nota un menor presupuesto y se percibe la poca ilusión que hay puesta en ella. Aunque esta tercera parte hizo datos muy parecidos a la segunda (415 millones de dólares), se decidió que no se iba a seguir con el universo creado por C.S. Lewis en los 50.
Cuando se estrenó en 2005, nadie podía imaginarse que la adaptación al cine de la saga terminaría tan solo cinco años y que se despediría sin que a nadie le importase. Sin embargo, en 2018 Netflix compró los derechos de la saga y parece que tiene la intención de desarrollar varias películas y series. Aún no se conoce mucho más, pero parece que la vuelta al universo fantástico de “Narnia” está más cerca de lo que pensamos.
