“Peter Rabbit 2: A la fuga”, una secuela que ofrece todo lo
que esperábamos de ella
Fotograma de "Peter Rabbit 2" / FilmAffinity

Las películas que mezclan actores con animación no suelen contar con una gran calidad ni con el respaldo de la crítica. Salvo “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”, ningún otro filme con estas características ha logrado una calidad notable y, por desgracia, “Peter Rabbit 2: A la fuga” no es una excepción. Aunque esta nueva entrega es algo superior al filme de 2018, está muy lejos de ser un producto ingenioso.

En “Peter Rabbit 2: A la fuga”, Peter vuelve a la carga con sus travesuras y decide escaparse del jardín en el que siempre ha vivido y adentrarse por las calles más peligrosas de la ciudad. Allí conocerá a un conejo que fue un viejo amigo de su padre y Peter tendrá que decidir sobre qué tipo de conejo quiere ser en su futuro.

Esta secuela ofrece un humor alocado y gamberro con gran brillantez en lo técnico y en lo visual y con una animación de primer nivel. Cuenta con un gran perfeccionismo en la combinación de personas reales y personajes animados y su dinámica funciona durante los 93 minutos de metraje.

El guion de “Peter Rabbit 2: A la fuga” está ligeramente más elaborado que el de su primera parte, pero en él hay un exceso de sentimentalismo y melodrama que ensucian bastante el resultado y que funciona bastante peor que cuando simplemente se esfuerza por ser gamberra y graciosa. Como suele ocurrir en estos largometrajes, todo en ella es muy predecible y aunque esto no tenga demasiada importancia teniendo en cuenta la cinta de la que se trata, sí que es cierto que parece estar hecha con la misma plantilla con la que se elaboraron películas como “Alvin y las ardillas” y Hop”.

Cumple sus objetivos para contentar a los más pequeños de la casa, pero es incapaz de ofrecer elementos innovadores que hagan que “Peter Rabbit 2: A la fuga” sea un producto con personalidad y que pueda ser recordado por los espectadores.

Valoración: 2,5/5

Lo mejor: Su cuidada animación y su fusión con la acción real

Lo peor: No deja de ser un producto muy predecible y que cae a la deriva cuando juega a ser sentimental

 

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