REPORTAJE EN COLABORACIÓN CON C.AMANDA OSUNA PÉREZ Y MARÍA PÉREZ SALADO

La doctora Elaine N. Aron es pionera en la investigación de la sensibilidad en el procesamiento sensorial, el temperamento heredado y las relaciones interpersonales. Fue en 1991 cuando logró definir qué era una Highly Sensitive Person (Persona Altamente Sensible). A partir de ahí, desarrolló un test y se convirtió en una autora de bestseller publicando diferentes libros en los que contaba, a través de historias y anécdotas de personas diagnosticadas con este rasgo, cómo son, qué características comparten, cómo hay que tratar con ellas y cuáles son sus reacciones ante los diferentes problemas.

Esther Masdeu, persona altamente sensible y ahora coach de otras PAS, narra que desde temprana edad sintió algo diferente al resto: “Desde pequeña sentía que me pasaba algo que no sabía explicar; la sobre estimulación, el procesamiento profundo y una gran empatía, así como un umbral de dolor bajo y una sensibilidad a veces exagerada. Esto me hacía estar entre el goce y el sufrimiento”. La duda que asalta tras conocer el relato de Esther parece inmediata: ¿Es la Alta Sensibilidad un trastorno psicológico como la hiperactividad? Clara Ramiro Guzmán, psicóloga y actual presidenta de la Asociación Española de Personas Altamente Sensibles, lo niega rotundamente. Su predecesora, Karina Zegers de Beijl, fundó esta asociación tras ser la primera persona que empezó a hablar sobre las PAS en España. Y, en todo este tiempo, han conseguido un alcance de difusión de cerca de diez mil personas.

La APASE se encarga de difundir conocimiento sobre la alta sensibilidad para ayudar así a todas las personas que comparten este rasgo en común. Además, desde la asociación ayudan a ponerlas en contacto a través de charlas y actividades en conjunto: “Queremos acercar el mundo PAS al mundo no PAS”, manifiesta Clara Ramiro.

¿Y cómo es ese mundo PAS? “Tenemos que entender que la sensibilidad es algo que todos tenemos. Hay personas que están en el polo de ser menos sensibles y otras que están en el polo de ser más sensibles”, explica Ramiro Guzmán para poner en contexto a las Personas Altamente Sensibles. Según Elaine Aron, hay cuatro pilares fundamentales que determinan si esa persona forma parte de ese polo más sensible del que habla la presidenta de APASE.

LOS CUATRO PILARES DE LOS PAS

El primero es tener una mayor percepción sensorial y, por consiguiente, tener un sistema que permita percibir con más detalle el entorno. El Doctor Ted Zeff, autor de Guía de supervivencia de la persona altamente sensible, escribió que a las personas con este rasgo “les gusta procesar las cosas en un nivel profundo. Son muy intuitivas y van muy adentro para tratar de resolver las cosas”. Sin embargo, este procesamiento profundo de la información tiene su lado negativo, y es que el sistema nervioso de un altamente sensible puede llegar a saturarse por la cantidad de información que recibe. “El volumen de información que tienen que manejar es mucho mayor. Al percibir una mayor cantidad de información del ambiente, necesitan procesar más rápido”, cuenta Clara Ramiro.

La segunda característica sería la alta emocionalidad y empatía, relacionada con la anterior. Y es que, según cuenta la psicóloga y presidenta, se ha demostrado científicamente que las áreas cerebrales relacionadas con las emociones, la empatía y la experimentación de sensaciones se activan más en los altamente sensibles. 

De esta segunda cualidad, surge la tercera: las Personas Altamente Sensibles lo perciben todo con un elemento emocional asociado. Es otra carga mental que se le añade a toda la información que recogen. Ramiro Guzmán lo relaciona con “una antena parabólica gigante apuntando siempre hacia fuera” explicando cómo funciona su sistema fisiológico y cómo captan ellos lo que les rodea de forma más intensa que los demás.

Por ende, la última característica, según la doctora Aron, es la tendencia a la sobreestimulación: “Un sistema más sensible que procesa más información a nivel profundo y con mucha carga de nivel emocional, se satura y se sobreestimula antes”, concluye Ramiro. Es decir, al estar más expuestos a todos los estímulos y vivirlos de forma más intensa, una PAS se satura mucho antes.

¿Y cómo aprende un PAS a sobrellevar tanta estimulación? “Aprendiendo a conocerse y con paciencia”, responde Ramiro Guzmán. Los psicólogos y los docentes abogan por el autoconocimiento, que puede ser a través de charlas o actividades en clase: “Un buen ejemplo podría ser trabajar el cuento de Dopi de Ana Isabel Fraga, que dice lo siguiente: Lo que te hace diferente es lo que te hace especial y único, aporta Laura Cerezo, graduada en Educación Infantil.

Ser una Persona Altamente Sensible conlleva su parte positiva y negativa, las dos caras de una misma moneda. En palabras de Esther Masdeu: “La parte positiva es el goce y placer que nos permite saborear cosas sencillas. La conciencia por el valor que le damos a detalles, relaciones y al propio sentido de la vida. La parte negativa, en cambio, es la que nos lleva al sufrimiento y al dolor en el que se puede caer si no se saben gestionar las consecuencias derivadas del rasgo”.

Cuando una PAS no tiene suficiente autoconocimiento y no recibe ayuda psicológica, en ocasiones puede desembocar en una serie de problemas “como altos niveles de estrés”, tal y como asegura Clara Ramiro. Además, el factor social influye bastante, pues el entorno en el que ha crecido y vive esa persona altamente sensible puede ser determinante en su manera de manejar las emociones.

Tras conocer algunas de las principales características de las PAS, lo siguiente que uno se pregunta es si este rasgo de la personalidad puede provocar algunas dificultades a la hora del aprendizaje en edades tempranas o las relaciones interpersonales. Según la psicóloga, ser PAS no tiene por qué dificultar el aprendizaje. Algo que Laura Cerezo comparte: “No creo que los niños/as PAS tengan más problemas a la hora de aprender que el resto de niños/as. Sin embargo, a la hora de relacionarse sí que podría tenerlos, puesto que empatiza mucho con sus compañeros/as y puede llegar a afectar en sus relaciones con ellos”. Desde la docencia, la profesora aboga que la solución estaría en “hacerles ver que cada persona es diferente y que eso enriquece a la clase”.

Se tiende a pensar que, por el hecho de necesitar su espacio, las Personas Altamente Sensibles son introvertidas, pero también existe un considerable porcentaje que resultan ser extrovertidas (alrededor de un 30%, según APASE)

LA FAMILIA Y LOS PAS

Algo que tampoco se conoce mucho es el hecho de que el rasgo de la alta sensibilidad es algo hereditario. “Se ha visto en las investigaciones que si hay un niño con alta sensibilidad pueda darse que algún miembro muy cercano de la familia lo sea. La mejor manera que tienen los padres para ayudar a un niño con alta sensibilidad es primero darse cuenta de si ellos son PAS o no”, resuelve la psicóloga Clara Ramiro. Sin embargo, aunque hay altas posibilidades de que la alta sensibilidad sea un rasgo hereditario queda mucho por investigar. 

La predisposición de los padres a ayudar a los hijos o familiares que presenten alta sensibilidad es clave. En función de cómo se les trate desde casa, podrán romper esos patrones en su favor o en su contra. Daniel Kim, youtuber en el canal familiar “We The Kims”, habla así de su experiencia como hijo y padre PAS: "Incluso si creciste con padres intuitivos, que hicieron todo lo posible para guiarte en la dirección correcta cuando eras niño, probablemente optaste por soluciones que eran inmediatamente gratificantes y quizás no siempre las mejores a largo plazo. Luego, te has repetido enseñándote formas de control una y otra vez. Has desarrollado fuertes patrones que son difíciles de romper y entonces te das cuenta de que estos patrones no están funcionando, así que, buscas ayuda profesional para recuperar tu libertad y aprender mejores formas de lidiar con tus retos”.

El trabajo no debe ser solo en casa. Las aulas es el otro lugar en el que los niños pasan la mayor parte de su vida: “Ambos deberán trabajar codo con codo para favorecer a este tipo de niños/as. Los familiares podrán ponerse en contacto con el docente e intercambiar información y compartir formas de actuar para que este niño/a se acepte tal y como es y aprenda a canalizar y gestionar sus emociones sin llegar a ser perjudicial para él”, cuenta Laura Cerezo. 

Entonces, ¿son felices las personas PAS? Puede concluirse que sí. Al principio, cuando aún no entienden muy bien su rasgo, pueden llegar a pensar que por qué no son “como todo el mundo”. Sin embargo, Ramiro Guzmán concluye que cuando aprenden a relacionarse con él, de forma sana, ven todo lo que les aporta esta cualidad: “No tienes más ni menos problemas que quien no es PAS, solamente vives ciertas cosas de forma diferente”.