"Otra vuelta de tuerca": ¿Qué ha hecho Henry James para merecer esto?
Fotograma de "Otra vuelta de tuerca" / FilmAffinity

Las diferentes obras de Henry James se han adaptado nada más y nada menos que un total de 36 veces. Algunas de ellas han resultado ser un gran éxito, como "Suspense" (1961), mientras que otras no han estado para nada a la altura, siendo el ejemplo más reciente la última adaptación de "Otra vuelta de tuerca", que no hace en absoluto justicia a la obra original ni al filme estrenado en 1961 y que acaba resultando una tv movie barata que no asume ningún riesgo. 

"Otra vuelta de tuerca" comienza cuando una joven institutriz es contratada por un hombre que se ha convertido en el tutor de sus sobrinos tras la muerte de sus padres. Pronto, ella descubrirá que tanto los niños como la casa esconden oscuros secretos y que las cosas no son para nada como aparentan.

La novela de Henry James es un thriller psicológico con toques de terror que ni la directora Floria Sigismondi ("The Runaways") ni los guionistas Chad Hayes y Carey Hayes han respetado. Sus intentos por modernizar el clásico e intentar innovar en cosas que jamás deberían cambiarse destruyen toda coherencia narrativa y emocional para crear unas escenas que pretenden dar miedo, pero lo único que aterroriza es la gran cantidad de clichés que hay en ellas.

"Otra vuelta de tuerca" no sabe sacarle ningún partido a la obra original y no tiene claro en ningún momento qué es lo que quiere relatar a diferencia de "La maldición de Bly Manor", miniserie basada en la misma novela y estrenada el pasado mes de octubre en Netflix. Todo se limita a construir escenarios y situaciones para intentar generar tensión mientras que los actores deambulan perdidos y sin saber lo que están haciendo. Y no les culpamos. Su pésima ejecución, su carencia de alma y su intención de forzar cada una de las situaciones convierten la última adaptación de la novela de James en un desastre que ni siquiera Mackenzie Davis consigue salvar.

Valoración: 1,5/5

Lo mejor: Mackenzie Davis y Finn Wolfhard hacen lo que pueden para intentar salvar el desastre

Lo peor: Es una película sin alma. Todo en ella está muy forzada y se esfuerza tanto en querer dar miedo que es lo último que consigue

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