A veces lo que vemos ante nuestros ojos no es la propia realidad, es la percepción de está, recuerdos y fantasías. Así es como Charlie Kaufman nos sumerge al principio de la película con el viaje que refleja la ironía del protagonista obsesionado por el saber, Jake (Jesse Plemons), cuando le confiesa a su novia, Lucy (Jessie Buckley) que conducir por la carretera le recuerda que el mundo es mucho más grande que lo que uno tiene en su cabeza. Además, reflexiona sobre cómo la cultura moldea nuestras inquietudes mientras trocea la masculinidad tóxica y las fantasías se niegan a ser manipuladas.
El trailer nos muestra una cara totalmente distinta a la verdadera, ya que, parece que va a tratar sobre la historia de amor de estos dos protagonistas y acaba convirtiéndose en un laberinto mental. Aunque verdaderamente peligra su amor tras el continuo pensamiento de Lucy de dejarle.
Una oleada constante de intriga inunda al espectador cuando Lucy va a visitar a los padres de Jake y empiezan a suceder situaciones extrañas tanto para ella como para nosotros. El contraste entre lo que dice y piensa empieza a llenar la pantalla y acaba convirtiéndose en una total confusión.
La obra se ha convertido rápidamente en una de las películas del año, basada en la lucha constante entre lo que pasó y lo que pudo haber pasado. Impregnada de menciones a varios autores de poemas como Eva H.D. o William Wordsworth, pintores como Ralph Albert Blakelock y musicales como 'Oklahoma!'. Todas esas referencias y citas dotadas de significado forman la esencia de Jake, que se ve reflejado así mismo a través de las ficciones que han creado otros.
En lo que respecta a connotaciones negativas, la película conlleva un difícil entendimiento con un ritmo lento, pero deja un buen sabor de boca con el final que Charlie Kaufman deja, dando lo que probablemente el personaje Jake hubiese imaginado en sus fantasías.
