Aquel día, Papo llegó a Tecnópolis con el campeonato en su mente. Afrontaba su quinta final nacional y esta vez sí fue la vencida. Desde octavos se vio una agresividad y puesta en escena que acompañaban sus clásicos juegos de palabras y métricas. El marplatense fue con todo a por el título, de principio a fin.
Y es que, llegaba con más experiencia que cualquier otro. En 2012 había perdido con Danyelus y en 2015 contra Shecka (semifinales), pero además, acumulaba dos derrotas en finales, contra Dtoke y Sony. Ambos habían representado a Argentina en la final internacional mientras Papo lo veía, sabiendo que ese puesto podía haber sido suyo. En 2016, cumplió su sueño y representó a los albicelestes en la final internacional, llegando a los cuartos de final contra Skone (representante español).
“La bomba no era en sentido literal, era el público explotando y agitando mis punchlines”, así comenzaba Papo la final nacional. “Ruido, esa es mi explosión (...) mi explosión”, así cerraba la final nacional el campeón. Resulta curioso porque Papo hiló todos sus duelos manteniendo el mensaje de campeón, por lo que el principio (primera rima en octavos) y el final (última batalla de la final) tienen su propia correlación.
Una vez que Sony terminó su minuto, Misionero dio la cuenta atrás. Sony se mantuvo en su posición, mientras que Papo se movía por el escenario con lágrimas en los ojos. Al terminar, posó con su premio sin poder articular palabra alguna. Este torneo marcó un antes y después en su carrera, dando lugar a una versión con mucha más soltura en el escenario y tranquilidad, sin perder la efectividad.
En FMS Papo ha llegado a dos finales, perdiendo contra Wos en 2018 y Trueno en 2019. Para muchos, este año levantará el título por ser su “tercera oportunidad” como hizo en Red Bull, ganando en su tercera final. Además, ya anunció que esta es su última temporada en la liga. El marplatense ya ha dejado ver que su carrera terminará más pronto que tarde, aunque su historia en el freestyle es imborrable.
