Crítica "Un amigo extraordinario": de terapia con Tom Hanks
Un amigo extraordinario. Fuente: IMDB.com

Fred Rogers fue una de las caras más conocidas de la televisión estadounidense del pasado siglo. Su programa infantil "El vecindario del Señor Rogers" se mantuvo en antena durante 33 años, convirtiéndose en todo un mito. Rogers trató el racismo, el divorcio entre otros temas que eran tabúes hasta el momento en un programa destinado a un público infantil. 

Tom Hanks (Forrest Gump, Philadelphia) encarna al querido presentador, en una película donde sirve de acompañante en una historia de relaciones paternofiliales protagonizada por Matthew Rhys (conocido por la serie The Americans), que se pone en el papel del periodista Lloyd Vogel que tiene que hacer un reportaje sobre Rogers. 

Ambos actores están dirigidos por la talentosa directora Marielle Heller, que estuvo al frente de la excelente ¿Podrás perdonarme algún día?, cinta por la que fueron nominados sus dos actores protagonistas Melissa McCarthy y Richard E.Grant en las categorías interpretativas en los premios Oscars del pasado año. 

Heller ofrece una mirada sutil y humana, que impregna el ambiente de la película, acercando al espectador a los personajes y manejando de manera notable las escenas de mayor impacto emocional. Además, se está ante una dirección llena de detalles que van apareciendo a lo largo de la cinta, como las distintas transiciones entre escenas, basadas en el programa infantil original. 

La humanidad de Tom Hanks

Aunque Rogers no es el protagonista de la película, es sin duda el alma de la misma, debido a que su aparición en la historia desencadena una vorágine de emociones que irá cambiando Lloyd y a su familia. Este hecho, es en gran parte gracias a la maravillosa interpretación de Tom Hanks, no hay mejor actor para encarnar la bondad y amabilidad que desprende su personaje, aunque en ocasiones pueda hacer levantar la ceja al espectador más cínico. 

Hanks dota no solo de bondad y "buenísimo" al personaje, sino que también le dota de una cierta profundidad, que permite que algunas escenas se eleven (en especial la escena final). No es de extrañar que la crítica se quedara prendada, siendo nominado a mejor actor secundario en la pasada edición de los premios Oscars, además de al Globo de Oro y el BAFTA, aunque no pudo superar a Brad Pitt.

Es una pena que debido al poco conocimiento que hay del personaje original, muchos de los matices de la interpretación se pierdan. Por ello, es recomendable acompañar el visionado de esta película con el documental ¿Quiere ser mi vecino?, que trata la vida y obra de Rogers. 

Sentimientos a flor de piel

Es una película de buenos sentimientos, que explora las relaciones familiares y cómo la infancia afecta a la forma de ser. Estos temas se acentúan con la aparición del personaje de Rogers, las conversaciones entre periodista y entrevistado, son lo mejor de la película, y consigue traspasar la pantalla en ciertos momentos para apelar directamente al corazón del espectador. 

Hanks y Rhys, junto con la sutil dirección de Heller, consiguen crear momentos contenidos y de gran fuerza emocional, como puede ser la escena del metro o la del minuto de silencio. Es en esos momentos donde la cinta es efectiva.

El problema llega cuando la historia se aleja del dúo protagonista, la relación padre e hijo que protagonizan Rhys y el veterano actor Chris Cooper (American Beauty) es algo tópica y carece de momentos realmente emocionantes, rozando en su tramo final lo "cursi". Además, tampoco ayuda el apoyo de Susan Kelechi (This is us) como la esposa de Lloyd, sus escenas juntos son algo frías y poco gratificantes. 

Es en el tercer actor, cuando Rogers desaparece en parte, la película decae y se vuelve algo fría y empalagosa, no recuperándose hasta su escena final, donde Hanks da un broche final perfecto. El espectador se queda con ganas de saber más de Rogers, de conocerle más, de saber algo más de sus relaciones con los demás, o incluso si tiene defectos, porque es cierto que la cinta lo embadurna de un aire casi mesiánico.

En definitiva, "Un amigo extraordinario" es una película humanista y sencilla que tiene en la interpretación de Hanks su mayor baza, y que puede emocionar a parte de la audiencia, aunque otra pueda sentirse alejada ante tanto sentimentalismo. Pese a esto, es grato verla y es una gran opción para volver a las salas de cine.

NOTA: 7/10.

Lo mejor: Tom Hanks y las conversaciones de su personaje con Lloyd.

Lo peor: Su tramo final y que el resto de tramas sean algo genéricas y frías.

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