Como fuente de ingresos y entrenamiento, el regreso del cine fue uno de los temas más tratados durante los primeros meses del COVID-19. Ahora, con un regreso en circunstancias especiales la salud del cine se ve más comprometida que nunca por una temporada de verano que está muy alejada del esplendor de años pasados.
Junto a la época de invierno, el verano ha sido siempre el espacio ideal del cine para presentar sus grandes propuestas. Sin embargo la débil evolución de la situación epidemiológica ha afectado al arma principal de las productoras durante la temporada de verano: los grandes estrenos. Ya sea por medio de cancelaciones o aplazamientos, las cintas que pretendían adueñarse de las salas de cine se han estancado en una situación marcada por la incertidumbre.
Recientemente se reveló que proyectos de entidad como Star Wars o la secuela de Avatar no tendrían su estreno hasta el año 2022. Para entender la magnitud del daño que ausencias como las mencionadas pueden causar al cine, hay valorar la situación actual.
Si las productoras no son capaces de sacar a la la luz sus grandes estrenos, las inversiones realizadas en la producción no se recuperan con las máximas garantías. Al no poder estrenar las películas en las fechas previstas, las compañías de cine se ven obligadas a presentar los estrenos en temporadas menos atractivas para el público, lo cual afecta de manera considerable a sus expectativas de una gran recaudación.
Ejemplo perfecto de ello es la película de Christopher Nolan: Tenet. Se trata de una producción que originalmente estaba programada para salir en el mes de Julio, sin embargo la desafortunada crisis del COVID-19 ha ido retrasando el estreno de la película. Todo ello tiene como resultado que el tiempo de la cinta en taquilla cada vez quedará más alejado de la temporada de verano, lo cual supone menos tiempo de calidad en pantalla y por consiguiente una exposición menor a la que se podría esperar en un proyecto de tanto calibre.
Tras haber dejado de lado el lenguaje del fanatismo para hablar en un dialecto más empresarial, los motivos por los que el verano es una temporada decisiva en el cine parecen haber quedado más claras que nunca. Por ello no queda otra opción que permanecer a la espera del progreso de una industria que en su regreso parece destinada a seguir perdiendo mucho más de lo que puede ganar.