Pereza retorna en el pequeño Chernóbil de Leiva
Leiva y Rubén Pozo, juntos de nuevo / Fuente: VEVO

José Miguel Conejo Torres, más conocido como Leiva, ha demostrado ser un cantante de peso en los últimos años. Desde que Pereza, su icónico dúo con Rubén Pozo, se rompiera, él ha estado trabajando en solitario luchando por un sello propio y por relevancia en la industria, siendo él mismo ante toda situación.  

Con la sinceridad por delante, con el apoyo de su hermano Juancho, vocalista de Sidecars, y del resto de miembros de la Leiband, su banda; ha hecho de sus temas un imperio, sin olvidar jamás sus raíces y sus orígenes nobles y sencillos.  

La vuelta a estos orígenes se ha podido ver en numerosas ocasiones, por ejemplo, en la gira de su tercer álbum en solitario, 'Monstruos', que fue finalizada con los especiales conciertos llamados ‘El último incendio’, que recorrieron seis de las más míticas salas de nuestra capital, lejos de los estadios y pabellones que el madrileño llena, y con creces. 

Su último disco, ‘Nuclear’, nos transporta aún más al sonido que leva queriendo conseguir siempre, acorde al sonido en directo, cuidando cada detalle de la producción para conseguir una sonoridad envolvente tan creíble que cualquier oyente se pueda sentir delante de su característico sombrero, y de los miembros de su banda dibujando los temas con las notas de sus instrumentos.  

En la gira de este trabajo, Leiva ya presentó inéditamente el single que comparte hoy, un sencillo que, para nada, es sencillo de analizar. Las sensaciones de un seguidor de Pereza convergen en cualquiera que escuche ‘Mi pequeño Chernóbil’, incluido un servidor.  

Acorde con el sonido del disco, en este tema podemos apreciar el protagonismo de la Leiband, siendo muy presente el sonido de las guitarras, los bajos y la batería, acompañando a la perfección a un Leiva con un color a medio camino entre su etapa en Pereza y su etapa actual. Y de estas dos etapas habla la canción.  

Ya vimos en ‘Breaking Bad’, canción de su tercer álbum de estudio, que el cantante se ve tentado en sus letras a hablar sobre su experiencia personal siendo artista, habiéndose ahora convertido en un fenómeno de masas, lejos de aquel muchacho que comenzaba a cantar en las explanadas de Alameda de Osuna, al norte de Madrid. Aun así, en este tema era todavía tenue esta preocupación de Leiva.  

En ‘Nuclear’ pudimos apreciarla un poco más, gracias al tema ‘Como si fueras a morir mañana’, que, satisfaciendo las ansias más rockeras del intérprete, nos explica cómo ha llegado al momento de darle absolutamente igual la opinión de todo ajeno a él, nos dice cómo en este mundo hiperconectado parece que nada es correcto, y, que al final, como dice su amigo Rubén, habrá que vivir. Y de él hay que hablar si escuchamos esta canción.  

Pereza llegó a su fin en 2011, después de haber lanzado un disco que ha sido considerado como uno de los mejores álbumes de los años 2000 por muchos, ‘Aviones’, en 2009. Rubén y Leiva estaban en la cresta de la ola, pero, como es debido, aquella ola debía romperse contra un acantilado.  

En un comunicado, los dos integrantes de la agrupación decidieron que quizá no habían nacido para estar en un conjunto, por lo que decidieron separar sus carreras profesionales, dejando aparcado el proyecto común. Con una gira final se despidieron del público que los había acompañado durante toda la década, y se lanzaban a un gran reto: labrarse un nombre en la industria sin ser Leiva, el de Pereza; ni Rubén, el de Pereza. A partir de 2011, eran Leiva, por un lado, y, por otro lado, Rubén Pozo. Así ha sido hasta hoy. 

‘Mi pequeño Chernóbil’ habla de los pensamientos actuales de Miguel Conejo. Los años han pasado, hace dos décadas que ese joven creó Pereza, y en dos décadas han ocurrido muchos acontecimientos en su vida. Todos ellos han desembocado en una reflexión profunda sobre la fama, sobre todo lo que ha valido la pena en estos años, y sobre lo que no. El Leiva más emocional nos aporta un poco de pólvora que ha hecho estallar todos sus monstruos, siguiendo con su temática nuclear, en un tema que muchos aficionados llevan esperando desde su debut en diciembre.  

El compositor se abre en canal desde un primer momento, asegurando que él solamente soñaba con darle un bocado al mundo. El joven de Alameda quería desafiar a los excesos y a la fama, que califica como veneno de medusa, que quema en un instante fugar, rezando que, al final, la gloria enferma. Irónico viniendo de un hombre hipocondriaco que, en este tema, nos deja ver que por primera vez, no se pudo anticipar a la caída. 

Avanzando en la letra, Leiva manda un mensaje claro, a todo el que le quisiera derrumbar y a él mismo, ya no le deslumbra el efecto, sólo pretender aprender a vivir con ello. Y ligado a este mensaje, lanza otro dardo envenenado, admitiendo que no le excita el aplauso de los críticos más duros.  

Y a partir de este momento, todo seguidor de aquellos dos hombres flacos que saltaban en los escenarios cantándoles a sus princesas anteriores, se echa a temblar. ‘Durmiendo con Rubén en las pensiones más inmundas rebañábamos los manjares de la euforia y las burbujas’. Tras años de silencio entre ellos, Leiva se sincera, acepta que echa de menos esos momentos en los que eran dos chiquillos dando vueltas por España, viviendo la música, la vida, y no mirando atrás.  

En el videoclip, dirigido por Claudia Barral, podemos ver, por primera vez en casi 10 años, a los dos intérpretes juntos de nuevo, y juntos en condiciones. La mirada de Leiva a Rubén, y la devuelta por este al primero, son un sincericidio de manual. Los dos, reunidos, en un espacio cóncavo, semejante al vacío que dejaron a muchos aficionados a principios de década, consiguen transmitir el sentimiento de nostalgia con un simple fotograma.  

Es enormemente vistoso como la burbuja, la fama, capaz de explotarse en cualquier momento, se presente como aquello que los divide en el videoclip. Y, sin duda, no es una casualidad. La burbuja se acaba rompiendo, y podemos ver como esas dos flacas almas vuelven a abrazarse, vuelven a ser uno. ¿Vuelven a ser Pereza? 

Lo que nos deja al final de este sencillo el madrileño es una pregunta al aire. Una pregunta que nos deja abierta la posibilidad de una reunión en un futuro próximo, una pregunta que nos deja abierta la posibilidad de ver un nuevo Leiva en el siguiente álbum. ‘¿Qué vendrá después de los años muertos?’, se pregunta a sí mismo el vocalista.  

El tema da un haz de luz a todo seguidor de Pereza, proporciona algo perdido hace ya nueve años: esperanza. Esperanza por volver a verlos un día con el corazón de pirata, buscando a Lady Madrid, queriéndolo todo juntos, y componiendo canciones hasta las 4 y 26.  

Ocurra lo que ocurra con ellos, en nombre de la música, que jamás les de tregua su pequeño Chernóbil.  

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