‘La marca del demonio’ y su escena post créditos
Fotograma de  'La Marca del Demonio' | Fuente: EduardoNoriega.com

Karl es un niño menonita que sufre una posesión demoniaca y muere durante el intento de exorcismo. Treinta años después vemos que ha resucitado y conocido a Tomás, un sacerdote adicto a las drogas. Juntos trabajan juntos para encontrar y eliminar demonios, cuando se encuentran con el caso de Camila, una chica que ataca a su familia siendo controlada por un demonio llamado Cthylla. Karl y Tomás intentan salvarla, siendo para Karl el caso más duro, pues nunca antes había enfrentado a un ser tan poderoso. 

Ha sido sin duda muy despreciada por la crítica por varias razones. La primera, es la cantidad de clichés, como una historia “trillada”, con una puesta en escena pobre y actuaciones y efectos clásicos, pero que no consiguen el efecto que se proponen. La crítica incluso juzga la historia en sí, y con razón, pues la narrativa gira en torno a un libro muy frágil, que es descrito por uno de los personajes, que es filóloga en la historia, como “probablemente el más antiguo que haya visto nunca”. Lo increíble es que dicho libro es manipulado por sus dos hijas adolescentes, a las que se les ocurre la gran idea de leer algunos de sus pasajes, en latín, que ya prometían conjurar a espíritus demoníacos. 

Se considera hipócrita que en el guión, el Padre Tomás bromea sobre la influencia de Hollywood sobre las ideas preconcebidas que existen  sobre los exorcismos, pues al final la película no hace más que repetir todos y cada uno de los clichés de las más clásicas como “El Exorcista” (1973). 

A pesar de todo, la crítica sí considera que la fotografía, dirigida por Aram Diaz y los efectos, son relativamente de buena calidad. La primera parte del filme, con un Karl de niño y un exorcismo comprensible, sí que son bien aclamados por la crítica. 

Sin embargo, de lo que más se ha hablado sobre este filme es de la escena post créditos. Y es que parece que han intentado copiar la estrategia de Marvel, y les ha salido mal. El resultado es una escena “escondida” que deja más preguntas que respuestas, y que dota a la obra de más desconcierto, si es que fuera posible. Tras unas duras e incómodas escenas de forcejeo, parece que todo ha llegado a su final, el cual parece satisfactorio, pero lo han estropeado colocando esa secuencia tras los créditos. 

Estrenar una película de miedo, y sobre todo si se trata de un exorcismo, durante estos días no ha sido un acierto para Diego Cohen, ni tampoco para Netflix. 

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