Onward, la Monstruos S.A. de la nueva generación.

Hace mucho tiempo, en el mundo existía la magia, una magia muy difícil de controlar, así que se buscaron maneras de reemplazarla. Primero, el hechizo que hacía luz fue sustituido por las bombillas, y de ahí, evolucionaron a un mundo como el nuestro, con todo tipo de inventos y tecnología, pero sin magia.

Esa es la idea con la que arranca la nueva película de Pixar, Onward. Un mundo como el nuestro, pero habitado por todo tipo de criaturas como elfos, trolls, cíclopes, etc. Es lo primero que llama la atención en la película, la originalidad de esta, aunque realmente no termine de explorarse más allá de lo necesario, y el universo que podría haber sido el gran protagonista, queda relegado a un segundo plano para presentarnos una historia bastante más simple de lo que uno esperaba antes de ver la película.

La historia se centra en Ian Lightfoot, un elfo algo cobarde y tímido que acaba de cumplir 16 años y su hermano mayor, Barley, un enérgico  elfo apasionado por la magia antigua y los juegos de aventuras. Ian no pudo conocer a su padre porque murió antes de que el joven naciera. En su cumpleaños, la madre de los elfos les da un regalo que les dejó su difunto padre para cuando ambos tuvieran más de 16 años. El regalo era un bastón mágico, con una piedra con la que podían realizar un conjuro que su padre les dejó para poder verlos durante un día después de su muerte. Pero el hechizo sale mal y solo consiguen traer de vuelta las piernas, y para traer a su padre por completo, deberán encontrar otra piedra mágica antes de que el efecto del hechizo se pase en 24 horas.

Es una historia simple y que se desarrolla de una manera simple, pero que funciona. Apenas tenemos subtramas que nos desvíen la atención del viaje de los dos hermanos (y su medio padre), a excepción de algunas escenas de la madre viajando para encontrarles junto al personaje de La Mantícora, escenas usadas como pausa cómica del viaje principal, que escasea un poco de humor.

Algo que me llamó la atención para bien de la película, y que seguramente guste a los fans de las historias de aventuras y fantasía, es el guiño a los juegos de rol para introducir los elementos mágicos en la película, convirtiendo un juego parecido al legendario Dragones y Mazmorras en un juego "basado en hechos reales", donde los elementos del juego, como conjuros, objetos mágicos y localizaciones existieron de verdad en la época donde existía la magia.

En resumen, Onward es una película que cumple. Cuando hablamos de una película de Pixar, sobre todo en los últimos años, esperamos salir llorando del cine, y aunque esta película no es tan emocional como por ejemplo Coco o Del Revés, sí consigue tocarnos la fibra, con una historia centrada en los vínculos familiares y la pérdida, pero muy disfrazada de aventura. Aunque sea una película simple comparada con otras del estudio, y aunque parezca que durante gran parte la película no está pasando nada que llame mucho la atención en especial, cuando terminas de verla si sientes que es una buena película con la firma de Disney, sobre todo gracias al ultimo acto, que es donde la película llega a su climax emocional y además ofrece buena acción con una destacable "batalla" final, donde nos muestran el auténtico potencial de la magia al más puro estilo de las historias de fantasía. 

Puede que, después de haber visto otras películas de Pixar mucho más profundas esta no destaque demasiado, pero seguramente si la hubiese visto hace 10 años, sería una de las películas que recordaría con más cariño de Disney, ya que se trata de una aventura simple pero emocionante, que recuerda mucho a la fantástica Monstruos S.A., presentándonos un mundo fantástico y lleno de posibilidades con una variedad preciosa de personajes.

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