El director palestino, Sameh Zoabi, nos concede una entrevista personal para discutir sobre las claves que esconde su exitosa obra más reciente, Todo Pasa en Tel Aviv, que dentro de poco se estrenará en la cartelera española.
Todo Pasa en Tel Aviv es una divertida película sobre la vida de guionista de Salam, un joven palestino que debe hacer frente a las múltiples dificultades que plantea su entorno para lograr conseguir un trabajo estable y al amor de sus sueños. En concreto todas estas vicisitudes se plasman en la telenovela que mantiene enganchada a la población, Tel Aviv on fire, que mezcla la realidad y la fantasía propias de una sociedad que encuentra en la ficción un punto de encuentro común.
P: ¿Cuál es la conexión entre la telenovela y la realidad narrativa?
R: Una de las cosas que siempre he tenido en mente es el conflicto palestino-israelí, que se siente como una telenovela ya que sabes cómo va a terminar. Para mí es un reflejo de la realidad y cómo todo está sucediendo sin que actualmente haya alguna esperanza o solución. Esa es una de las razones por las que quería hacerlo así creando esta paradoja entre lo que está en la pantalla, es decir, la telenovela, y como encaja con la realidad en sí misma.
Además la telenovela es un formato que te permite hablar sobre todo sin tener la necesidad de utilizar filtros, puedes decir lo que quieras y lo que piensas, así como establecer distancia entre tú, el narrador y lo que sucede en pantalla. Por eso para mi es una gran herramienta para discutir importantes asuntos políticos.
P: ¿Por qué eligió la comedia como forma de contar la película?
R: A veces la historia escoge el tono. Mi primer trabajo también era una comedia, siempre me adentro en situaciones de comedia para contar temas serios ya que para mi es una forma de reflexionar sobre la realidad. Creo que la gente que vive en contacto con situaciones difíciles desarrollan un sentido cómico que casi se podría decir que los protege de la realidad que existe y les permite mantener la esperanza. ¡Ese era mi reto y me encanta! Siempre trato de incluir ese sentido en mis trabajos, para mi es una manera de reflexionar sobre la realidad que no suele aparecer en la gran pantalla.
P: ¿Tuvo problemas para rodar una película que atañe a un conflicto religioso histórico?
R: No realmente, no es mi primera película y con el tiempo aprendes a hacer este tipo de cosas sin problemas. Además, se trata de una producción muy bien organizada, así que nunca nos hemos metido en problemas de ese tipo. Incluso la película en sí misma ha sido fácil de llevar porque hablamos de Bagdad, y allí no hay ningún tipo de política oficial consolidada por lo que la gente necesita más tiempo para entender lo que estas tratando de hacer; de hecho para cuando ellos ya lo han entendido es demasiado tarde.
P: ¿Qué espera lograr transmitiendo esta película al resto del mundo?
R: Creo que en general mi objetivo al contar historias ha sido siempre el otorgar voz a la gente que vive “en el medio”. Dado que las noticias siempre dan cobertura a la realidad noticiosa en ambos lados de la gran pantalla, ya que se consideran como relevantes, sin embargo, el resto del mundo que vive sus vidas como cualquiera en el mundo, preocupándose por su familia, por tener comida en su mesa, tener una carrera o encontrar el amor… también son necesidades humanas básicas, sin embargo, la gente normalmente no discute sobre este tipo de cosas.
La gente no habla sobre estos temas porque resultan controvertidos, casi políticos. Por eso yo quería traer el lado humano de eso, y por eso todas mis películas normalmente tratan de acercarse a la realidad de la vida cotidiana de personas normales. Esto es realmente lo que otorga la universalidad, así la gente puede ver una película sobre un palestino que es un guionista, un tipo de historia que no estamos acostumbrados a ver, ya que siempre vemos a los palestinos como luchadores o víctimas. Esto es lo que permite a la gente que “esta en el medio” hacer cosas como cualquier otra persona en el mundo.
P: Hay muchas personas, sobre todo de occidente, que no son conscientes del conflicto palestino-israelí, ¿de qué manera debería influir esta película en su visión del mundo?
R: De lo que me he dado cuenta sobre la película es que ha tenido un enorme éxito en todo el mundo, en muchas ciudades, incluso compitiendo por los Oscars y otros premios importantes. Se que la película ha conseguido alcanzar a muchas personas que normalmente no saben casi nada de la realidad palestina, precisamente porque se trata de una comedia y las comedias son divertidas. La película ha encontrado una gran audiencia como la gente jóven, que está interesada en la película precisamente por su carácter cómico, y me gusta porque es un género que hace que a mucha gente pueda gustarle sin necesidad de estar inmersos en la realidad política.
Creo que la comedia permite eso, potencia la escucha, ya que puede atraer a la gente que normalmente no son consumidores de cine artístico. Eso es porque la película puede mantenerse en los dos mundos, en el de la comedia y el entretenimiento pero también en el cine artístico de reflexión.
No obstante, la audiencia del cine artístico seguramente sí quiere escuchar sobre el conflicto palestino, dado que ellos saben mucho sobre el conocimiento público, vienen a ver la película porque sí mantienen ese tipo de interés. Pero la pregunta es: ¿cómo podemos llegar a un público más amplio para nuestras historias? Es un reto para mi y creo que a través de la comedia es posible.
P: ¿Cuál es la solución al conflicto que se plantea la película? Entre la boda y la bomba, entre la unión y la guerra… ¿hay algún punto intermedio?
R: No sé cuál es la solución. Siempre he sabido que se necesitan nuevas voces y que esas voces deben proceder de gente como Salam, un palestino que vive esa realidad, no la típica historia de Oslo y la gente que firmó el acuerdo de Oslo.
La nueva generación de jóvenes que vive allí necesita encontrar un nuevo medio para superar la ocupación. Mi película trata de empoderar la voz de las personas que son jóvenes y han crecido con la ilusión y la esperanza de Oslo, y que sin embargo, ahora están perdidos, sin ninguna perspectiva o dirección estable.
Yo quiero dar voz, siguiendo la idea de que todos necesitamos avanzar, y buscar a las nuevas voces que están surgiendo, teniendo en cuenta que el diálogo y las autoridades que existen ahora no nos van a dar una solución.
P: ¿Pueden ser las obras de ficción, como las telenovelas, un punto de conexión que una a todo el mundo, independientemente de sus creencias?
R: Sí, eso creo. Siempre he pensado que el arte puede unir a las personas dado que todos tenemos las mismas necesidades y nuestras ideas románticas son similares, además siempre buscamos por películas y programas de televisión que nos acerquen a esas ideas.
P: ¿Tiene algún proyecto futuro en mente?
R: Sí, mi próxima película se llama Catch the moon sobre el desplazamiento de Gaza, también tiene un tono cómico y habla sobre la realidad de la gente de Gaza. Estoy trabajando sobre eso ahora y espero que esté listo para el próximo año.
Por otra parte, también estoy haciendo un programa de televisión basado en Tel Aviv on Fire, estoy rehaciendo la película y convirtiéndola en un programa de televisión que se exhiba en las fronteras mexicano-americanas.