Crónica Gala 4 OT 2020: OT firma un 10,6% de share, el
dato más bajo de su historia, y utiliza un órdago inesperado
Imágenes extraídas de la Gala 4 | OT 2020

La Gala 4 ya ha pasado y se han acabado las contemplaciones y las oportunidades. OT 2020 no consigue remontar ni encontrarse durante las galas. No tienen fuerza, no tienen gancho y eso se empieza a percibir en las audiencias. Esta semana solo un 10,6% y 1,5 millones espectadores se decantaron por el por talent de Gestmusic. La edición comenzó con 1,8 millones de espectadores y un 13% de share y, más o menos, se ha mantenido durante estas semanas. Sin embargo, esta semana el bajón ha sido importante y ha supuesto un golpe duro para OT 2020. Algunos de los motivos que pueden haber llevado a esta situación son:

  • El día de emisión y la competencia. Los domingos no es el día adecuado para emitir OT. Nadie sabe cuál es la razón que desembocó en esta decisión, pero no ha sido positiva. Tampoco ayuda el hecho de que compita con ‘El Tiempo del descuento’. Ambas comparten público y género y es un contrincante duro de pelar. A eso hay que añadirle ‘Supervivientes’ que se estrenará próximamente y puede ser el estoque final de una edición que puede que nunca tuviera que existir.
  • Reparto de temas. Si algo no está ayudando en esta edición es el reparto de temas. Obviamente, los profesionales que hay detrás del programa elegirán las canciones con muy buena intención, pero tras 4 galas apenas ha habido canciones que haya actuaciones memorables y eso no es bueno, pues la expectación que se genera durante toda la semana es determinante para la audiencia de la gala.
  • Efecto saturación. La gente ya está cansada de OT. Es un programa que se quema con muchísima facilidad, y aunque el casting de este año es muy bueno y la gente ha empatizado con ellos, no ha sido suficiente para mantener los números de la edición anterior. OT necesitaba descanso y los resultados que está obteniendo avalan esta teoría.

Todo ello se ha traducido en una desesperación por parte de la organización que se hace muy evidente. Ya se intuía antes de que se emitiera la edición con los cambios tan poco afortunados que anunciaron. Los privilegios del favorito y la posibilidad de que existieran más de 4 nominados no han funcionado (algunos ni han hecho acto de presencia). A ello hay que sumarle un cambio de escaleta que han mantenido esta semana y que no ayuda nada al ritmo de la gala ¿En serio emitir los mejores números al principio puede ayudar a mantener la audiencia? Para el espectador que tiene que madrugar es un gustazo, pero para el devenir del programa, no.

A pesar de ello, hay que destacar la naturalidad de los concursantes. Lejos del espíritu políticamente correcto de la generación anterior, estos respiran frescura y normalidad. Cometen fallos, sí. Han tenido actitudes muy desafortunadas, sí (como la de Bruno esta semana). Pero esa humanidad, esos fallos y ese esfuerzo por corregirlos son de agradecer y evidencian que no somos perfectos, que como individuos y como sociedad aún nos queda mucho por hacer. Y eso es muy bonito, también. Está muy bien tener a personas perfectas que parecen sacadas de un cuento Disney, pero al final eso no es real, por mucho que nos pueda molestar o que nos podamos ofender. Por eso, este año los concursantes están cayendo tan bien. Puede que no tengan el efecto novedad y calado de 2017 o la personalidad de 2018, pero son un grupo muy agradable y con el que es muy fácil empatizar.

Y como no empatizar con ellos después de, por ejemplo, la jugarreta que hicieron con dos de ellos en directo. Anne y Gèrard fueron públicamente expuestos sin contemplación ni tacto. Ayer, en plena gala, en su cara, les pusieron un video en el que se les veía besándose. Ellos lo vieron y su cara fue un poema. ¿Era necesario emitir ese clip delante de ellos justo antes de que cantaran? A nivel de expectación y de generación de interés está muy bien y, seguro, que obtienen beneficio, pero no fue adecuado. ¿Podrían los implicados haberse contenido y haberlo hecho en las habitaciones? Sí, de acuerdo. Si lo hacen en la academia solo ellos son responsables de que esas imágenes salgan. Pero no en plena gala. Fue una jugada muy fea. Hay directo, hay resúmenes, hay momentos para emitirlo, pero hacerlo delante de ellos… Luego no quieren ser considerados reality… Ya puestos ¿por qué no han emitido el momento en el que Samantha reconocía su relación con Flavio? La emisión de ese video no aportaba nada. Solo morbo y ganas de notoriedad. 

Por tercera semana consecutiva, hay que tocar un tema que ya comienza a ser peliagudo y cansino: el jurado. Durante las valoraciones, Nina soltó un speech en el que defendía las decisiones del jurado y pedía respeto para ellos. Nada que objetar ante esto último. Sin embargo, se equivocó Nina en centrar el tema en las críticas a las decisiones del jurado. Como bien dijo las disciplinas artísticas son subjetivas y lo que a uno le puede gustar a otro no tiene por qué. En todas las ediciones de OT ha habido controversias con el jurado. En unas más y otras menos, pero siempre ha sido la posición más difícil y la que más ampollas ha levantado. Pero, querida Nina, las críticas al jurado no están centradas en las decisiones ni en las nominaciones, si no en las valoraciones. Utilizar como argumento para nominar a Anaju que ‘Amor Eterno’ no se canta de esta manera si no de otra, no es un argumento para nominar. Decirle a Anne que no ha hecho un falsete (que nunca le fue pedido) no es un argumento para nominar. Es ahí donde reside el foco de las críticas.

Ayer tras acabar la gala, la ex vocalista de La Quinta Estación subía unos stories totalmente bochornosos donde, con la misma incoherencia que caracteriza a sus valoraciones, criticaba las opiniones de los espectadores. Alguien debería darle un toque al jurado y, en especial, a Natalia Jiménez que está bastante desubicada.

Volviendo a la gala, finalmente ayer el artista ganó al concursante. Maialen se salvaba con un 57% de los votos frente a Nick con una canción de La Bien Querida. La salida de Nick es una buena noticia para la edición, pues a nivel musical Nick no ha dado la talla. No ha brillado en ninguna de sus actuaciones y es una lástima porque era uno de los que más potencial tenía. Esperemos que fuera le vaya bien a Nick y consiga controlar su voz. Maialen tampoco es que ayer estuviera perfecta, pero la personalidad de esta chica es razón suficiente para justificar su permanencia. Al menos, por ahora.

Cogen el testigo a Maialen y Nick Anaju y Javy. Los nuevos nominados, como las dos semanas anteriores, ambos eran compañeros de canción (¿nominable?) y y se batirán en duelo la semana que viene. Se abre aquí un melón interesante pues a Javy le han propuesto cantar para salvarse de la eliminación una canción propia (Algo que no se le permitió a Maialen la semana pasada). Esta decisión por parte del programa resulta muy llamativa pues, en primer lugar, parte con ventaja frente a Anaju y, en segundo lugar, porque ha sido el mismo programa quien ha ayudado a producir la canción y es este viernes el día que justamente va a salir a la venta la canción. Dos días antes de la emisión de la gala en la que Javy (justo nominado esta semana) interpretará su canción. ¿Casualidad? Juzguen ustedes mismos.

Para finalizar, habría que hacer una reflexión. OT 2020 no está yendo muy bien en audiencias y, debido a ello, hay voces que están empezando a decir que la edición debería ser cancelada, pero ¿debería? Operación Triunfo se emite en TVE, una cadena pública que no se financia a partir de publicidad. El share es un dato de medición que sirve, sobre todo, de cara a los anunciantes pues permite saber dónde hay mayor porcentaje de espectadores. Esto provocará que más anunciantes quieran promocionarse en dicho espacio, que a su vez significa más dinero para el canal en cuestión. Al no depender de ellos, TVE no debería tener en esos datos una guía absoluta que condicione sus decisiones. Por ello, Operación Triunfo 2020 no debería ser cancelado. Es cierto que los datos están ahí y que deberían hacer reflexionar a la cadena acerca de cuáles han sido sus errores y de si deberían renovar el formato por una cuarta edición, pero no debería provocar que acaben precipitadamente con la emisión de la undécima edición. TVE debe buscar ofrecer una programación de calidad, que llegue a todos los targets posibles y que sea entretenida y divulgativa, y OT es todo ello. Gracias a OT muchos jóvenes han vuelto a sintonizar una cadena que se había vuelto invisible para ellos. Gracias a OT se han tenido debates sobre cómo afecta el paso de tiempo a las canciones o sobre comportamientos que parecían que estaban superados y que aún están ahí. Gracias a OT se ha dado el lugar que se merece a la música y ha permitido que los más jóvenes conozcan quien es Víctor Jara o aprendan valores como la empatía, la sororidad o el respeto.

Todo ello debería pesar más y ser motivo suficiente para, al menos, mantener esta edición hasta el final, porque, aunque se puedan criticar miles de cosas de Operación Triunfo, pesan más las cosas positivas que ofrece que los datos de audiencia.

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