Crónica Gala 3 OT 2020: ELIminada, un problema llamado
jurado y una nominación que enfrenta a lo comercial contra la personalidad
Anaju y Hugo pusieron mucha pasión a una actuación irregular | OT OFICIAL

Dicen que cuando existe un problema en el horizonte, una de las maneras más óptimas de afrontarlo es mantener la normalidad mientras se buscan y aplican soluciones para revertir la situación. Pues bien, ayer Operación Triunfo pensó que era buena idea actuar de manera opuesta y reflejar su desesperación. La gala de este domingo decidió alterar el orden de las actuaciones sin un claro objetivo ni una razón contundente. Simplemente decidieron hacerlo. En un primer lugar parecía tener sentido y es que fue Flavio (el favorito de la semana pasada) el encargado de abrir las actuaciones individuales. Su condición de favorito podía haber (casi) sido suficiente para defender que se priorizase su número musical ante el de sus compañeros que se jugaban la expulsión. Sin embargo, no fue así. Además de la sosa y dejada actuación de Flavio, se sumó el número sensual de la noche, el número que estaba provocando taquicardias y calores en Twitter toda la santa semana. Hugo y Anaju interpretaban “Señorita” de Shawn Mendes y Camila Cabello y el plató se venía abajo. Ambos concursantes lo dieron todo en el acting. Lo bordaron. Lástima que la voz se la dejaran en Cuenca. No aprovecharon el regalo que les dieron pues habría sido uno de las actuaciones estelares de la edición. Pero bueno, siempre nos quedará ver la actuación en mute mientras oímos la original por detrás.

Tras estos dos números, la gala volvió a la normalidad sin entender por qué habían hecho ese movimiento. En redes sociales también parecían extrañados. De hecho, fue en Twitter donde se relacionó ese cambio de orden con una búsqueda desesperada de audiencia por parte del programa. No se sabe si ha servido de algo. Por ahora, y según los datos, OT 2020 está manteniendo la audiencia de su estreno. La gala 3 la siguieron 1,7 millones de espectadores y tuvo un 12,3% de share. Es cierto que comparando los datos de la misma gala en la edición anterior se nota una bajada importante de espectadores (2 millones de espectadores y un 17% de share), pero TVE es una televisión pública que no se sustenta con publicidad por lo que los datos de audiencia, aunque deben tomarse como referencia y servir a los directivos de la cadena para valorar la renovación del formato, no tienen que  infuir en la duración de la edición ya que gracias a OT los jóvenes conectan con una TVE falta de este tipo de público.

Tras un comienzo algo confuso, la continuación no fue mejor. Las galas de OT tienen el hándicap de ser (o hacerse) algo lentas, pero lo de esta edición ya es exagerado. Si a la gran cantidad de números musicales, las visitas insulsas e irrelevantes de familiares y la presencia de algunos concursantes que no salen de los monosílabos le añadimos las actuaciones y entrevistas de cantantes profesionales esto ya se hace eterno. Ayer OT tuvo el “placer” de contar con la inexistente presencia escénica y voz de Beret y con la desafortunada (solo vocalmente hablando como diría Amaia) Ainhoa Arteta. Ninguno aportó nada ni dio un espectáculo digno de mantener la atención. Su presencia solo sirvió para alargar innecesariamente la agonía de ver completa una gala de OT.

Si todo esto no fuera necesario, hay que añadir un jurado que sigue sin encontrar su sitio. Es muy pesado volver a hablar de ellos, pero es importante hacerlo. Natalia, Portu, Javier Llano y Nina no están sabiendo encajar dentro del engranaje que es OT. Es cierto que su papel es difícil y que tienen el San Benito de ser los más “odiados” y criticados (algo que por otra parte están consiguiendo), pero deben dar razones de peso para que exista ese hate. Una semana más sus valoraciones han sido incoherentes. No pueden salvar a una persona que lo ha hecho mal y nominar a otra alegando que la ganadora de OT5 lo hizo mejor que ella hace una pila de años. No. Lo de ayer fue un despropósito y espero que la organización les dé algún toque. Sobre todo, a Natalia Jiménez que parecía que iba a ser una Laura Pausini y está resultando ser la Itziar Castro de la edición (es decir, un error. Por si nadie ha pillado la comparación).

Por otra parte, la noche acabó con la expulsión de Eli. Por desgracia, era lo justo. Y digo por desgracia porque es una pena perder una voz como la de Eli. Sin embargo, su actitud debía ser penalizada. Las semanas anteriores había cometido numerosas faltas de respeto poniendo la convivencia al límite y durante esta ha estado desaparecida. A su enfermedad (ha estado fastidiada) hay que sumarle, intuyo, el hastío que tendría que sentir ante una expulsión que seguro que sabía. Es importante resaltar que a Eli no la ha echado la audiencia, se ha expulsado ella misma con sus hechos y comentarios. Sin embargo, espero que esta experiencia la sirva para cambiar y mejorar y para dedicarse a la música, porque vale para ello. Tiene carisma, una voz muy especial y buen gusto. A pesar de que su expulsión fuera una muerte anunciada, aún quedaba el morbo de saber cuál sería el porcentaje de expulsión. Un mal trago que, por suerte, el programa ahorró a Eli y que enfadó innecesariamente en redes ¿Qué necesidad había de hacer sangre? Nadie se merece ese bochorno y menos alguien que lo va a pasar tan mal al salir. OT dio toda una lección de empatía con esa decisión.

Maialen y Nick, compañeros de canción, son los dos nominados | OT OFICIAL
Maialen y Nick, compañeros de canción, son los dos nominados | OT OFICIAL

Conforme pasan las semanas el grupo se muestra más unido y relajado. Es un gusto ver a este grupo de concursantes en el directo. Son amables, cariñosos y muy normales. Algo que se agradece en el canal 24 horas, pero que no es suficiente para las galas. Y es que, como se decía la semana pasada, no hay ninguno que resalte. OT necesita generar pasiones para triunfar y, por ahora, no hay nadie que lo esté consiguiendo. No hay una Amaia, una Aitana, una Natalia o una Alba Reche. Es verdad que los concursantes han despertado cariño y simpatías, pero no hay nadie completo. Ni siquiera la concursante aventajada, Nia, lo está consiguiendo. Y eso que tiene todas las papeletas. Es una persona agradable y divertida en la convivencia y una cantante implicada y arrolladora en el escenario como demostró ayer al cantar ‘La despedida’ junto a Gèrard. Si ese lugar no lo ocupa pronto nadie, OT podría tener problemas. A pesar de todo, se intuye algo que aún no se puede afirmar pero que podría estar cociéndose.

Finalmente, tras las actuaciones, la expulsión de Eli y las valoraciones llegó el momento más duro. Las nominaciones. A la justa salvación de Samantha por parte de los profesores, le siguió la de Anne por parte de sus compañeros, quedando finalmente Maialen y Nick como nominados definitivos. Por segunda semana consecutiva dos compañeros de canción (¿nominable?) se enfrentan en la expulsión.

Maialen y Nick representan dos lados opuestos de la industria musical. Por un lado, tenemos a Maialen: cantante de bar, de alma indie y compositora. Y por otro, a Nick: un chaval guapo, con mucha fan adolescente detrás, con un perfil de discográfica que es más marketing e imagen que voz y con una triste historia detrás. La expulsión de esta semana es decisiva. De ella depende que OT siga siendo visto como un simple programa con concursantes donde importa más el relato que la voz, o por, el contrario, como un programa que es, además, un escaparate para cantantes más personales y géneros más minoritarios.

El domingo que viene se resolverá todo en una gala que, además, contará con la visita del representante de Eurovisión 2020, Blas Cantó. No saben los triunfitos de la que se han librado.

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