Entrevista a Yolande Zauberman: "El sueño de la película es romper ese miedo a hablar, que sea hasta alegre o dichoso poder hablar" 
Fotos: Gala del Festival de Locarno / Fotomontaje: Ana Alonso

El otro día tuvimos la fortuna de entrevistar a Yolande Zauberman, una imparable directora y guionista francesa que en su última película M consigue algo inaudito: ser la primera mujer en adentrarse en una comunidad religiosa exclusivamente masculina en la capital del judaísmo ortodoxo. Para ello cuenta con la ayuda de (M)enahem Lang, un joven judío que retorna a su antigua comunidad para enfrentar su pasado, una realidad que no es aislada, sino que comparte con muchas otras personas y que afecta a otras religiones y comunidades ."Es como un círculo vicioso" argumenta mientras trata de explicar la trama de abusos, violaciones y amenazas que asolan su antiguo hogar y que la gente prefiere ignorar. "Tenemos que romper el silencio y hablar sobre ello" nos anima la directora francesa que admite que tuvo una enorme suerte al poder entrar en un sitio tan aislado a la visión pública y que desea poder hacer llegar su mensaje al resto del mundo.

En definitiva, como atestiguan el Premio Especial del Jurado y el Premio del Jurado Joven que recibió en el pasado Festival de Locarno, M nos brinda un testimonio tan descorazonador como constructivo, libre de concesiones y sensacionalismos, que nos deja cara a cara con nada más que el relato más estremecedor que existe: la realidad.

Pregunta: ¿Qué le motivó a grabar el documental y ha adentrarse en específico en la situación que vive esta comunidad ultraordotoxa?

Respueta: Yo vi a Menahem Lang en una película de Amos Gitai en la que él hablaba yidis corrientemente, a mi me gusta mucho el yidis, no obstante, ya nadie prácticamente habla yidis y yo soy alérgica a la nostalgia. Entonces yo me preguntaba, ¿cómo es que un chico de veinte años puede hablar así?, después comprendí que él había nacido en una comunidad ultraortodoxa, Neturei Karta, y a mi esa gente me daba muchísimo miedo. De eso me enteré en una película documental que se llama Pork and Milk (Valérie Mréjen), que es una película sobre jóvenes que habían dejado la ortodoxia judía. Menahem estaba allí, y me mostró una foto que había sacado con sus hermanos y con todo el mundo donde  todos tenían una sonrisa tan maravillosa, tan bonita, que no entendía cómo esa gente me podía dar tanto miedo. Un día decidí que iba a encontrarme con Menahem, entonces busqué su nombre en internet y apareció en un blog sobre niños que habían sido violados en este ambiente o entorno. Ahí me di cuenta por qué esto siempre me había conmovido, había una secuencia pequeña que él había rodado con una cámara oculta, donde uno de los violadores lo admitía todo delante de la cámara. Es entonces cuando me encontré con él y le dije: "oye quizás te pueda ayudar a conseguir dinero en Francia para grabar tu película" a lo que me respondió que no, que llevaba quince años intentando hacer eso, recibió amenazas… y entonces lo había parado todo. Pero yo le insistí para hacer su película y contar su historia.

P: A algunas personas el título del documental les recuerda a la obra de Fritz Lang con el mismo título (M, el vampiro de Düsseldorf) ¿Guarda alguna relación? 

R: (Ríe) Por supuesto que hay una relación, es una película que me traumatizó cuando era niña, no podía pasar de la primera secuencia, tardé años en poder verla entera. Pero en esa película el violador ama, desea parar, pero su instinto es mucho más fuerte que él.. Entonces yo me pregunté cómo alguien que quería violar podía hablar con otros para conseguir parar de violar, cómo podemos hacer para que haya lugares así que existan para que haya menos violaciones. 

P: ¿Cómo cree que con todos los cambios sociales que se están dando en el mundo todavía existan residuos reaccionarios como esos y que se desconozcan? 

R: El problema está en el silencio que rodea a la gente que ha sido violada, el problema es que no queremos ver nuestra historia delante de nuestra cara y que nuestro mundo tiene una historia de mundos que han sido tantas veces violados. El sueño de la película es romper ese miedo de hablar, que sea hasta alegre o dichoso poder hablar.

Fuente: Imagen oficial de la película
Fuente: Imagen oficial de la película

P: Es cierto que el tema del documental esta de alguna forma relacionado con la religión pero al menos desde mi perspectiva va más allá y se adentra en las actitudes propias de la idiosincrasia humana. ¿Estoy en lo cierto, porque cree que se siguen reproduciendo esas mismas actitudes en un círculo vicioso?

R: Tienes toda la razón, es una película que yo he hecho en esa comunidad porque allí es dónde me han tendido la mano y me han dejado entrar. Es una película universal, y al mismo tiempo me pareció fabuloso que me dejasen entrar en el sitio, donde no se podía entrar de otra manera que no fuese algún tipo de herida. 

P: ¿Cuál fue su experiencia personal grabando el documental, tuviste problemas para adentrarte siendo mujer en una sociedad ultraortodoxa? 

R: Para nada, porque cuando ruedo en primer lugar me convierto en un ser invisible, no se porqué pero siempre ha sido así. Y además a mi siempre me da tanto placer rodar que siempre llevo una sonrisa y la gente ve esa sonrisa y me dejan pasar y campar a mis anchas por todas partes. Se fían en mi, tenían confianza, realmente así se ve reflejado en la película.

P: ¿Por qué eligió una perspectiva un tanto aséptica para grabar los hechos? ¿Cómo pudo evitar interceder ante una situación tan deplorable?

R: Bueno en primer lugar no juzgo, tomo esa perspectiva aséptica porque prefiero no juzgar. Me permite ir más lejos, ver más, y a mi me parece que es una manera de ver el mundo tal como es, que es la única manera de poder cambiarlo.

Fuente: Imagen oficial de la película
Fuente: Imagen oficial de la película

P: ¿Qué es lo que espera conseguir proyectando el documental al resto del mundo? 

R: Bueno hablar, romper ese silencio, esa vergüenza, que la gente hable es lo que debemos cambiar, algo que de hecho está cambiando. Es importante crear algo nuevo, el camino por el que tenemos que ir es el de crear una ética nueva. 

P: Finalmente las actitudes deplorables que se reflejan en el documental se repiten de forma variada en muchas partes del mundo, ¿cree que es plausible afrontar esta situación o es un problema crónico propio a la historia humana?

R: Yo creo que la gente realmente siente la necesidad de hacer algo a nivel individual, por ejemplo, en París, el gran rabino en Francia quiere mostrar la película a todos los rabinos del mundo porque la gente está realmente harta y necesita agarrarse algo para generar un cambio importante.

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