Después de que el diez de enero de 2019 la Asamblea Nacional dictara que Nicolás Maduro estaba usurpando el cargo de presidente, Juan Guaidó, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, que domina la oposición, afirmó estar listo para asumir la presidencia interina de Venezuela. Al calificar de nuevo la toma de posesión como un acto nulo, producto de un fraude, el dirigente político opositor envió un nuevo mensaje a las Fuerzas Armadas, para que interpreten la Constitución y cumplan con su deber, además de pedir ayuda a la población y la comunidad internacional para concretar el regreso de la democracia al país.
Sin llegar a juramentarse, como se lo estaban pidiendo muchos presentes, Guaidó estuvo muy cerca de proclamarse presidente interino, apoyándose en la interpretación de los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución venezolana, que prevé que si el presidente electo no llegara a asumir funciones, la vacante la asumirá al presidente del Parlamento.
En otras palabras, un Jefe de Estado o de Gobierno es tal en tanto sea reconocido por el mundo financiero, cuente con la obediencia de las instituciones armadas, y sea considerado legítimo por parte del sistema internacional.
La comunidad internacional se fue cohesionando para desconocer a Maduro y eso dio impulso a la decisión de Guaidó. La OEA (Organización de los Estados Americanos) lo hizo inmediatamente, en la figura de su secretario general. Después, varios países miembros reconocieron la autoridad legitima del presidente interino.
Esta crisis que Venezuela lleva acarreando durante años, siempre encuentra un hueco para aparecer en la política española. En este caso, la gira europea iniciada por Juan Guaidó culminará en Madrid este mismo sábado 25 de enero, sin embargo, Pedro Sánchez se ha negado a recibirlo, y en su lugar será Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores, UE y cooperación, quien se reunirá con Guaidó. Del mismo modo, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, se reunirá en Casa de América con el presidente encargado de Venezuela, momentos anteriores de que la ministra se encuentre con Guaidó.
González Laya explicó el pasado viernes desde Rabat: “Me reuniré en nombre de un Gobierno que reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y que busca que se celebren cuanto antes elecciones libres y quiere un arreglo entre venezolanos”. Dentro del Gobierno han existido opiniones dispares sobre la situación de Venezuela en los meses recientes. En Exteriores, que claramente es quien ha impuesto ahora su fundamento, ni siquiera eran partidarios de reconocer a Guaidó hace un año.
Venezuela no solo ha tenido la capacidad de dividir al Ejecutivo y la oposición, sino también a dos referentes históricos del socialismo español como Felipe González y Jose Luis Rodríguez Zapatero. Este último apoyó la decisión del presidente: “Sánchez acierta con no recibir a Guaidó”, comentó en la cadena SER. Posteriormente, Felipe González explicó en un comunicado que Guaidó es el “único representante legitimado democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela, frente al poder fáctico representado por la tiranía de Maduro”.
El resto del panorama político español, PP, Ciudadanos y Vox apoyan rotundamente a Guaidó y critican la actuación del Gobierno. En la visita del presidente encargado de Venezuela, se le hará entrega de la Llave de Oro de la ciudad, una distinción habitual por parte del Ayuntamiento a los jefes de Estado que visitan la ciudad. Guaidó también será condecorado por Díaz Ayuso con la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, que todavía no ha recibido nadie desde su creación en 2017.