Eurovision Junior 2019: el medio ambiente reina por encima del anfitrión ganador
Viki Gabor con el premio y Melani García durante su actuación con "Marte" // Montaje: Silvia Rueda Lozano

Un año más de música en Europa. Un año más de música en Europa de la mano de los más pequeños. De la mano de todos aquellos que aman la música y la actuación tanto o más que sus compatriotas de la edición del mes de mayo.

Celebrada este año en Gliwice, Polonia, tras la victoria de la cantante Roksana Wegiel en la edición de 2018, que además fue una de las presentadoras de la gala; la XVII edición de Eurovision Junior contó con diecinueve participantes entre los que se encontraba España, que volví tras trece años de ausencia.

Con 278 puntos, la joven Viki Gabor se alzó con el premio en casa, en Polonia. La cantante, con un tema pop muy actual y un vestuario extremadamente brillante, hizo una actuación de baile y canto que la coronó como la ganadora tanto del voto de los espectadores como de la gala.

El kazajo Yerzhan Maxim, por su parte, se quedó a las puertas de un primer puesto que saboreó durante un rato gracias al voto del jurado, que quedó embelesado con su actuación nada envidiable por los de la edición senior.

España, que volvía tras trece años de descanso, volvió a revalidar su fama en el festival de los más pequeños. Con un palmarés de un primer puesto en 2004 con María Isabel, dos segundos puestos y un cuarto puesto en su última aparición en 2006, Melani García añadía la medalla de bronce a la lista con una escenografía muy trabajada, una voz impecable y un tema para su canción que, por suerte y por desgracia según por dónde se mire, era bastante poco original.

De diecinueve actuaciones, cuatro de ellas, entre ellos la ganadora, contaban con el tema medioambiental y contra el cambio climático como protagonistas tanto en sus letras como en sus escenografías e incluso vestuario en otras de las muchas presentaciones que no hablaban sobre ello pero querían representarlo.

Está visto que, esta nueva generación que comienza en el mundo de la música, y no sólo la musical, está muy concienciada de que no existe un Planeta B.

Entre los momentos destacables de la tarde (porque sí, Eurovisión Junior se celebra por la tarde, a diferencia del Eurovisión de los mayores), se encuentran el desplome de la francesa Carla, que con su tema “Bim Bam Toi” y su sobreactuación se auguraba como una de las favoritas a ganar y se quedó con el quinto puesto de la tabla.

A Países Bajos, con una escenografía de lo más original (un parque infantil con banco y mesa incluída) al comienzo de las votaciones, le temblaban los bolsillos al pensar que iban a tener que albergar también la edición de los pequeños tras la victoria en mayo de Duncan Laurence

la voz de la cantante macedonia Mila Moskov que, con catorce años, podría haber pasado perfectamente por representante de Macedonia del Norte de la versión senior.

La versión de los pequeños de Eurovisión no tiene nada que envidiarle a los adultos. Pueden ser igual de buenos que ellos a todos los niveles, como tener escenografías incluso mejores, al igual que ser igual de estrafalarios en vestuario.

Véase el algodón de azúcar que recubría a la cantante albanesa, la falda reversible con diseño del tipo Ágatha Ruíz de la Prada de la representante galesa (que añadió una parte de baile tradicional a su actuación) o el vestuario galáctico de los cantantes rusos, siendo la voz de él una de las más características de la gala por su tono ronco de cantantes como Eros Ramazotti a pesar de no llegar a los doce años de edad.

Lo que sí es en ocasiones envidiable es que, en la versión junior, los idiomas prevalezcan por encima del inglés, que cada vez gana más terreno en Eurovisión. Hubo canciones en español, portugués, gaélico, georgiano, bielorruso, y algunas que mezclaron el inglés con su idioma natal, como el polaco o el neerlandés.

Viki Gabor se convirtió en la decimoséptima ganadora del Festival de Eurovision Junior con su canción “Superhero”, de temática medioambiental, igual que el de la representante española Melani García, que obtuvo el tercer puesto tras volar hasta Marte con su voz y su música.

Un año más, la música de los más pequeños volvía a sonar en Europa con el medioambiente como tema principal.

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