Miki Núñez se estrenaba en solitario en tierras sevillanas.
Ya había estado en el Benito Villamarín con el concierto de Operación Triunfo el pasado junio cantando canciones de su paso por el programa, pero, esta vez, era distinto. Era Miki Núñez, la banda y el cantante, solos ante Sevilla. Un show de hora y media larga para demostrar que existe un Miki Núñez más allá de una academia de canto.
Y lo demostró.
La banda de Miki estaba a la altura de su cantante. La apertura de concierto fue exquisita. Palmas al compás del bombo. Humo y luces que en ocasiones del concierto rozaban el ataque epiléptico. Trompeta, trombón y saxofón levantaban la sala como si del inicio de la saga de películas de Rocky se tratara.
Con su ya característico polo amarillo, el cantante de Terrassa, llegaba al escenario con unas energías que cansaban de tan sólo mirarlo. Ver a Miki Núñez en concierto es lo más parecido a una clase de aerobic intensivo a la que puede uno acudir sin llevar tenis ni mallas de colores extravagantes. Aunque bueno, el outfit del público de Miki es tan sport como el del cantante.
El público de Miki oscilaba entre las niñas enamoradas del ‘triunfito’, pasando por la chavalería enamorada de la música de charanga y el mensaje de “a vivir la vida” que Amuza representa y llegando hasta algunos padres que acompañaban a sus hijos y algún que otro tema les hacía moverse al ritmo y disfrutarlo.
El que fuera el representante de España en Eurovisión el pasado mes de mayo, abría el concierto con su tema propio “La última palabra”. Sin descanso apenas entre tema y tema, la banda convertía la Sala Custom en una típica fiesta de verano de las de pueblo castellano. Sonaron canciones como el “Nadie se salva”, el tema con el que Miki también optaba a Eurovisión junto a Natalia Lacunza y que posteriormente incluyó en Amuza, o versionando temas como “Prefiero” de Antílopez, “Me voy” de Julieta Venegas o haciendo un popurrí de canciones populares que antes Miki tocaba con su banda cuando se llamaban Dalton Bang.
Lo que destaca en los conciertos de Miki Núñez, además de la alegría que se respira, es que todo está medido a la perfección. La propia banda tiene sus propias interpretaciones por detrás del cantante, el cantante tiene coreografías del estilo de las fiestas de fin de curso con la banda, y ambos crean una atmósfera perfecta para que, aunque las canciones puedan resultar repetitivas, no se te hagan en absoluto aburridas.
Por no hablar de su público entregado. El cantante quiso abrirse con este disco a la industria musical introduciendo algunos temas en catalán. Cosa que no desagradó a ninguno de sus fans, pero, visto lo visto en temas políticos, siempre habrá quién no esté de acuerdo con la música en otros idiomas. Fue por ello por lo que el cantante quiso destacar tras cantar el tema “Per tu” un cartel de un fan: “Qué bonito este cartel de aquí: La música no entiende de idiomas”. Y es que, aunque el público fuera de la otra punta del mapa, como las raíces de Miki Núñez, el catalán no les resultaba ningún obstáculo para cantar a pleno pulmón.
Los objetos estaban a la orden del día en el concierto. Una pelota grande de plástico que volaba por el público durante el tema “Eterno verano”; globos para “La Venda”; unos papeles que se levantaban durante el tema “Vivir al 100%” y llevaban como mensaje “Vivimos al 100% contigo porque nos llenas el alma”. Casi le hicieron saltar las lágrimas al cantante que prometió guardárselas pero no por mucho tiempo.
Famous, ganador de su edición de Operación Triunfo y sevillano, fue invitado al concierto por el catalán para cantar junto a él. Con tan sólo subir al escenario, Miki Núñez, conocido en la academia por su sensibilidad y cariño hacia sus compañeros, no pudo contenerse mucho durante el tema “Escriurem” que cantaron juntos a petición de su amigo y compañero. Una balada muy conocida entre todos los asistentes que contó con varios bises y momentos entrañables entre ganador del programa y ganador de la preselección a Eurovisión.
El concierto terminó con los dos grandes singles: “La Venda” y “Celébrate”, con el que sacaba el cantante la bandera andaluza para mostrar su apego a las tierras del sur. Pero concluyó finalmente con una coreografía conjunta de toda la banda al completo del famoso “Baby Shark” que le daba ese toque infantil, inocente y divertido que había tenido toda la temática del concierto.
Miki saltaba al ruedo para luchar por un hueco en el corazón de los sevillanos, tras el pequeño bache en su gira de la fecha de Córdoba. Saltó para hacerse un hueco en tierras andaluzas con su música. Y salió siendo un amplio ganador.
GALERÍA DE FOTOS DE PAZ SECO