El pasado lunes 4 de noviembre tuvo lugar en la Academia de la Televisión el debate electoral de cara a las elecciones del próximo 10 de noviembre. Los participantes, los protagonistas del panorama político actual: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Santiago Abascal y Pablo Casado; siendo los moderadores Ana Blanco y Vicente Vallés. La novedad la ha marcado el líder de la formación ultraderechista Vox, Santiago Abascal, quien ha participado por primera vez en un debate de estas características, no como Pablo Iglesias y Albert Rivera que eran los veteranos del encuentro.
Dicho debate, televisado en varias cadenas como TVE, Antena 3 y la Sexta, comenzó con la llegada al plató instalado en la Casa de Campo de Madrid de los presidentes de los cinco partidos políticos más importantes de nuestro país, haciéndolo el primero Santiago Abascal, seguido de Pablo Iglesias (que lo hizo en taxi y conducido por una mujer), Albert Rivera, Pablo Casado y en último lugar Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones.
Es imprescindible hablar de los “estilismos”, porque son una manera de expresión no verbal. Lo más reseñable son las corbatas de Iglesias, con un toque informal con el cuello de la camisa abierto; y la de Sánchez de un tono morado o malva. También llamativa la no existencia de esta en el cuello de Santiago Abascal, con esto al igual que Iglesias daba un toque de informalidad al encuentro además de cercanía.
Conforme iban llegando al plató instalado para la ocasión los distintos candidatos a la presidencia del Gobierno, en las cadenas de televisión donde el debate iba a tener lugar se daban diferentes posiciones frente al mismo. Así, en TVE señalaban algunos comentaristas que era preciso hacer más debates de esta índole como en Portugal, ya que “otorga mayor riqueza democrática a todos los telespectadores”, mientras que en Antena 3 se resaltaban los distintos usos que hacían nuestros líderes políticos de diversos animales en la campaña electoral, con el fin de parecer más cercanos al resto de la ciudadanía.
Una vez se dio por terminada la cuenta atrás hasta llegar las 22 de la noche, dio lugar el comienzo del debate. Los líderes posaban antes de ubicarse detrás de los atriles con semblantes serios: algunos parecían nerviosos, bien por la postura de las manos (como Pedro Sánchez con las manos entrelazadas delante, señal de protección) o bien por no estar quietos, como es el caso de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos.
Una vez todos ocuparan sus puestos, el debate empezó bajo el mando de los moderadores con un minuto de aproximación a los telespectadores cuyo tema fue el bloqueo político. Después de este minuto durante el debate se trataron diferentes temas, repartidos en bloques como la cohesión territorial, la economía, la política social y la igualdad, y terminando con el famoso minuto de oro.
El debate en general, estuvo marcado por Cataluña en mayor medida, sobre todo en el primer bloque que trataba sobre cohesión territorial. De esta manera se habló de acabar con los referéndums ilegales, pero no faltaron reproches sobre este tema entre Casado y Sánchez, aunque fue el candidato por Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el único junto con Sánchez en dialogar sobre la España despoblada. Otro tema que generó controversia fue la famosa frase de Sánchez e Iceta de “Nación de naciones”, ¿es Cataluña una nación?, ¿o es España la nación? Para algunos la nación es España y para otros el término casi ni importa mientras exista la pluralidad.
El debate seguía su curso y el siguiente tema de discusión fue sobre política económica. Se dice que la economía es la base de un país, por lo que cada candidato expuso de la mejor manera posible sus propuestas:
-Sánchez defendía los pilares sólidos de la economía, apostando por volver a subir el Salario Mínimo Interprofesional junto con una respuesta rigurosa con compromiso social que no afecte al Estado del Bienestar y además de esto, pretende derogar la reforma laboral, terminando su intervención con un llamamiento sobre la emergencia climática y dirigiéndose a Iglesias sin entender muy bien cómo éste rechaza las donaciones que realiza Amancio Ortega a la sanidad pública.
-Casado: admite que Sánchez niega la evidencia y oculta los resultados económicos para ganar elecciones. Dice que Zapatero negó la crisis y al final sucedió. Quiere, por tanto, bajar los impuestos y aumentar la tarifa plana de los autónomos que se ahorrarían 3000 euros en impuestos.
-Rivera: propone realizar una Ley de Familia que antes se paralizó en el Congreso (revolución para las familias), y por último, eliminar la corrupción, el IRPF y el Impuesto de Sucesiones. Rivera "llama" a la natalidad para solucionar el problema.
-Iglesias: admite que los economistas reconocen una desaceleración de la economía. Para ello, propone aplicar algunos artículos de la Constitución que protegen a los ciudadanos de la crisis, como es el caso de los artículos 31, 35, 37 y 50 (sobre las pensiones, actualizadas al IPC) y el 128 (riqueza subordinada al interés general bajar las facturas y hacer uso de las energías renovables). Arremete contra el PP del caso Bárcenas y dice que quienes destruyen el Estado de Bienestar son las grandes empresas (datos) subir impuestos a los ricos y bajarlos a las clases bajas. Le manda indirectas al PSOE para gobernar juntos. Llama a un acuerdo con la izquierda para evitar el vencimiento de la derecha y poder realizar medidas económicas justas.
-Abascal: culpa al Estado de las Autonomías del gasto económico (expolio fiscal) y culpa también al resto de partidos que se rían de esta situación. Se deberá elegir entre autonomías o pensiones. Acabar con la seguridad integral de los inmigrantes y apoyar la natalidad, entre otras cosas… Dice este que la crisis nos afectará sin tener seguridad nacional ni jurídica (discurso apelando a la patria española nacionalista)
En el bloque de políticas sociales e igualdad, la violencia de género y la igualdad en sí misma, fueron temas importantes y en el cual cada uno dio a conocer sus propuestas, pero es necesario destacar que la intervención más señalada en esta parte del debate fue la de la moderadora Ana Blanco, que apuntaba: “Me van a permitir que haga una referencia a la foto de este debate, con cinco candidatos y ninguna mujer presente. Supongo que hablarán de paridad, pero, en este momento, no es una foto de igualdad”.
Dejando de lado las diferentes propuestas es destacable señalar las diferentes maneras de debatir que nos encontramos en los distintos atriles. Comenzando por Casado; llevando un orden de izquierda a derecha de sus pantallas; lo encontramos disperso y muy centrado en “sacar de quicio” a su compañero de atril, Pedro Sánchez. Continuando por este mismo, observamos en él un discurso ganador, pero en cuanto sus contrincantes comenzaron a atacarle verbalmente, Sánchez se escudó en sus papeles cual pajarillo bajo el ala de su madre. El secretario general del PSOE se defendió argumentando que “del bloqueo se sale votando”, llamando así a las urnas a todos los españoles. Abascal por su parte nos mostró una cara de la moneda diferente, estamos acostumbrados a ver al líder VOX de manera extasiada y con un tono de voz más agresivo en sus mítines. Sin embargo, encontramos en él un discurso pausado y tranquilo. Pablo Iglesias tuvo una actitud conciliadora en todo momento frente a Sánchez, “tendiéndole la mano” en numerosas ocasiones, con esperanzas de un futuro pacto de gobierno tras las elecciones que se avecinan. Por último, Rivera, con un tono constantemente agresivo y defensivo.
No queremos dejar atrás las diferentes falacias, tópicos, estereotipos y comentarios desacertados que pudimos encontrar. Comenzando por hablar de la barba de Casado, que Sánchez mencionó para dejar clara su opinión sobre el PP: un lavado de cara no va a cambiar la esencia del partido. La apelación al avión de Sánchez por parte de Abascal que tampoco encontró un buen momento para hablar sobre él y decidió lanzarlo medio en susurro en forma de “flecha envenenada”. De nuevo Sánchez no acertó en su intento de llamar a Santiago Abascal defensor de una dictadura y de los totalitarismos. La casa de Pablo Iglesias no se quedó atrás y se suma a unas intervenciones que más que sumar puntos a favor del candidato que las dice, restan credibilidad.
Como sumario recalcar que no creemos que haya un candidato perdedor o ganador en este debate en el que los ganadores deberían ser los votantes, que son por y para los que trabajan, por su bienestar. Por lo tanto la sobreactuación, el espectáculo y el sensacionalismo en el debate refleja que su afán de impresionar a los posibles votantes, deja en el aire muchos temas y propuestas en las que era necesaria su profundización.