El pasado 31 de octubre, el líder de la formación naranja inició su campaña electoral en Cádiz, la capital andaluza donde las Cortes firmaron la primera constitución en 1812, caracterizada por ser la cuna del liberalismo y constitucionalismo, una ciudad cargada de un simbolismo con el que se identifica Ciudadanos.
A pesar de conocer el posible final de las elecciones del 10-N a través de las últimas encuestas en las que Albert Rivera queda en una de las peores posiciones, en Ciudadanos se mantienen optimistas, asegurando que obtendrán mejores resultados que los supuestos, animando a los votantes españoles aún indecisos a unirse al equipo naranja.
"Os pido que nos votéis, que me votéis y que votéis a Ciudadanos", alegó Albert Rivera, además de añadir que no quiere ser presidente del gobierno para dormir en la Moncloa o tener un helicóptero a su disposición, sino para llevar a cabo todas las reformas que los españoles necesitan: "Eso sí que me pone", exclamaba.
"Voy a abrir el cajón de los pactos", ha prometido Rivera si gana las elecciones, arremetiendo luego contra los nacionalistas y Torra, a los que ha dicho: "Hay que bajarles el volumen. Yo voy a defender la unidad de España", ha asegurado efusivamente.
El presidente de Cs también se ha comprometido a ser un factor decisivo para "desbloquear" la política española, y ha prometido que, si está en su mano, habrá un nuevo gobierno en España como muy tarde un mes después del 10-N: "Vamos a poner este país en marcha en un mes", ha afirmado, enfatizando el lema de su campaña "España en marcha".
Para concluir su intervención, Albert Rivera aseguró que Sánchez: "Teme que la gente vaya a votar masivamente, que se muevan los del centro y los liberales porque le podemos dar la vuelta al partido", sentenció.
