Andrés Suárez es un defensor.
Es un defensor de la música. De la música bien hecha. De esa música que se hace con mimo, con cariño, que lleva su tiempo crearla y de la que hay que disfrutar cada nota . Es un defensor de las palabras. De esas que se utilizan para darle sentido y significado a todo. De esas que expresan todo. Es un defensor de los maestros. De los que enseñaron a todos dónde estaba el arte y cuánto puede perdurar en el tiempo. De esos que le han enseñado a ser el cantautor que es ahora. Es un defensor de los idiomas y de su natal Galicia. Pero, sobre todo, es un defensor de absolutamente todo aquello en lo que cree firmemente.
El pasado jueves tuvimos la suerte de charlar con él en una llamada telefónica con motivo de su concierto en el Fairplay Golf & Spa Resort de Benalup-Casas Viejas (Cádiz) que ha colgado el cartel de sold out en las últimas 24 horas.
Charlamos sobre él, sobre sus raíces, sobre su inmenso amor por Cádiz, sobre Julia Medina o el proyecto que tiene junto a Elvira Sastre, además de reflexionar un poco sobre los idiomas y la música a fuego lento:
P: A grandes rasgos y para quién aún no haya oído hablar ni haya escuchado tu música, ¿puedes contarnos quién es Andrés Suárez?
R: La verdad es que me cuesta hasta a mí. Yo creo que soy un tipo que ama la música, un gallego de aldea a mucha honra que soñaba con ser cantante y lo consiguió gracias a ustedes o a la fuerza de sus sueños, no sé muy bien como describirlo. Soy un tipo que creyó fuertemente en lo que hacía y creo que eso es importantísimo, tanto en tu trabajo, como en el mío, en la hostelería, en el que sea. Y, hasta hoy. Y aquí sigo, tratando de defender lo que hago sobre un escenario. Y abajo también.
P: Tus influencias viajan desde Joaquín Sabina, Rosendo, Franco Battiato, Juan Luis Guerra, Enrique Urquijo o Serrat a artistas irlandeses como Damien Rice o Glen Hansard. De todas tus influencias y de todas las canciones que debes haber vivido de ellos, ¿cuál te gustaría haber compuesto o compartido junto a alguno de ellos?
R: He tenido el honor y la suerte de haber compartido escenario con maestros tan excelentes como Pablo Milanés, Serrat... Siempre pues, como dices, crecí con Enrique Urquijo, con Antonio Vega, con Sabina… Si Sabina nos está oyendo en este momento, yo estaré encantado de colaborar, Joaquín, contigo (risas). Me queda todo por cumplir. Me quedan muchísimos sueños. Admiro mucho a los maestros. Los reivindico en este mundo en el que no son, digamos, los maestros de antes. Y así andamos, perdidos, en mi opinión. No podemos olvidarnos de los maestros nunca. Y, cuando pellizcas el sueño de compartir escenario con un maestro pues no me queda más que agradecerlo.
P: Después de tantos años en la música, ¿qué consejo le darías al Andrés que tocaba su guitarra en su querida aldea y soñaba con ser músico?
R: Yo no soy nadie para dar consejos. No me gusta nada la gente que te aconseja, que adoctrina, la gente que se cree por encima de… Pero yo repito el consejo de la persona más sabia que he conocido, que es mi madre, que es la mejor madre del mundo y que me dijo “trabaja, trabaja, trabaja y luego trabaja”. No creo que haya más. Más que leer, hablar, nutrirte, ir al cine, viajar, escribir, romper folios, volver a escribir, hacer canciones… No hay nada más. No somos, como decía antes, más sabios que nadie. El trabajo puede llegar a crear la excelencia. Tenemos muchos años por delante para romper.
P: El próximo sábado visitas la provincia de Cádiz por cuarta vez en un concierto en Benalup-Casas Viejas en el Fairplay Golf & Spa Resort. Muchos son los artistas y compositores que pisan tierras gaditanas y dicen siempre quedar prendados del arte que se respira y se siente. Y, además, en muchos temas tuyos, Cádiz se cuela entre sus versos. ¿Qué ve y siente Andrés Suárez en tierras gaditanas?
R: Para mí Cádiz es Juan José Téllez. Para mí Cádiz es Ruibal. Para mí Cádiz son las primeras noches del Pay-Pay… Para mí Cádiz es el humor, el amor, la sexualidad más elegante. Cádiz es el paisaje. Bañarse en abril, para un gallego, es una utopía (risas) Entonces, creo que es el lugar más privilegiado del planeta tierra, donde hay una luz distinta, donde hay un humor distinto… Yo creo que los compatriotas gallegos conmigo se enfadaron muchísimo cuando cito más a Cádiz que a Galicia en toda mi obra. Por algo será. Me siento en casa. Hay mucha similitud con ese Atlántico que no engaña, y creo que es un lugar que solo existe en las canciones. Es tan idílico, tan paradisiaco… Encima se come y se bebe de maravilla. El alcohol sienta mejor en Cádiz. Es un lugar que yo creí que no existía. Que sólo existía en la literatura. Y Cádiz es real. Y este sábado lo volveré a pisar y a creer en ello otra vez. Desde La vi bailar flamenco a Voy a volver a quererte, canciones que escribí en Cádiz y por Cádiz, son un resumen de lo que soy, de lo que viví. Las noches gaditanas viajarán conmigo siempre.
P: Recientemente, Julia Medina, quinta finalista de la última edición de OT y gaditana también, ha anunciado que el 18 de octubre saldrá su primer álbum No dejo de bailar. En el mes de marzo pudimos ver que compusiste junto a ella un tema que se titula No hablan más de ti. ¿Qué tal fue componer junto a ella para este primer álbum?
R: Yo a Julia la admiro. Creo profundamente en ella. Creo que fue el maestro Javier Ruibal, gaditano, seguimos sin salir de Cádiz, el que dijo que una canción ha de ser perfecta, ha de ser impoluta, es decir, como tú la compones. Entonces, yo a Julia la había escuchado cantar. Todo el planeta Tierra sabe que canta como los ángeles. Sería absurdo hablar de cómo canta Julia, ya lo sabemos todos. Pero, lo que no sé si sabe todo el mundo es cómo compone, cómo escribe y cómo defiende una canción. A mí me enamoró perdidamente. Es una cantautora exquisita, y creo que tiene el futuro que quiera por delante. Escribir con ella es un placer, aprendí muchísimo, y sabe que estoy aquí cuando quiera. No hablan más de ti es una canción que compusimos a medias. Uno aprende mucho cuando compone con alguien. Cuando uno compone sólo siempre se llena de manías, de tics, de tópicos. De re vas a la, de la vas a sol, y aquí pones esta frase… Cuando es con alguien aprendes, te nutres. Y yo aprendí mucho.
P: El próximo 21 de noviembre se estrena #Desordenados, un espectáculo junto a la poeta Elvira Sastre que pretende llenar el Wizink Center de Madrid con un proyecto único: La creación de nueva música y nueva poesía mezclando vuestros talentos. ¿Cómo está siendo este último mes de espera?
R: Está siendo un mes precioso. Un mes de escritura, de composición, de preparativos... Te hablaba antes de los maestros de antes, de Serrat, de Sabina… Creo que si nos olvidamos de los maestros, estamos perdidos y creo que en un país, en el que la radio y la tele, por los de arriba, han olvidado, porque no genera pasta, porque no interesa, porque no es el famoso reggaetón… Que no estoy en contra del reggaetón ni de la música electrónica, pero… No podemos olvidarnos de los maestros. Creo que tratar de llenar de poesía el Wizink en el año 2019 es, nunca mejor dicho, poético, es precioso, es romántico, es un sueño de Disney. Y lo vamos a intentar. Lo que intento es que una chica de veintiséis años de Segovia recite para miles de personas y yo estar al lado acompañándola con mi guitarra. Eso me parece precioso, me parece que me llevo a la tumba esa imagen que voy a tener mirándola. Y eso intentamos. Habrá sitio para el rock, llevamos una banda y estaremos ahí dándolo todo también. Pero, ver a miles de personas, ahí sentadas, escuchando recitar a Elvira Sastre, es algo que yo necesito ver antes de morir.
P: En una entrevista para La Voz de Galicia a principios de año, afirmabas que, antes de persona y músico, eras gallego. A pesar de no tener canciones en gallego entre tus composiciones, tu amor por las tierras y el idioma traspasa fronteras. Esto me lleva a recordar la comentada actuación de Sabela Ramil en la última edición de OT que cantó Benditas Feridas, un tema de Rosa Cedrón. Como amante de la cultura y de su Galicia, ¿qué le pareció que Sabela apostara por el gallego en la televisión pública?
R: A mí me pareció absolutamente maravilloso. Lo que no me permito es que me impongan ningún idioma. Ni el gallego, ni el suajili, ni el francés, ni el inglés… Uno habla el idioma que sueña. Yo soy gallego falante porque mi padre es gallego falante, pero no consiento ni permito que me obliguen a reproducir sueños en un determinado idioma. Tengo canciones en gallego, no publicadas, pero las tengo porque hablo gallego. Porque es mi lengua, mi idioma, a mucha honra. Yo creo que soy más gallego que cantante. Esto fue un titular muy polémico, que me costó muchos disgustos. Pero me encantó decirlo y, ¿sabes lo mejor?, que me reafirmo y lo mantengo con el paso del tiempo. No hay nada como mantenerlo con el paso de los años. Yo soy más gallego que persona. Hablo el idioma que me da la gana, canto en el idioma que me da la gana. ¡Faltaría más! Ojalá la televisión pública se llene de gallego, de euskera, de catalán… Hasta de andaluz. Para mí el andaluz es un idioma propio de lo hermoso que es. Ojalá que nos llenemos de diversidad. Amurallar, algo, incluso un idioma, es un error.
P: Considero que hay canciones y cantantes que son para momentos específicos del día: Algunas son para por las mañanas, otras para leer, otras son canciones de atardecer… ¿En qué momento del día ves que tu música encaja más?
R: ¡Es preciosa la pregunta! Pues mira, yo soy una persona muy nocturna, muy noctámbula… Habité y frecuenté los bares de Madrid, viví la vida bohemia parisina de Chueca, pero ya no. Entonces, si tengo que elegir ahora, me quedo más con el amanecer que con un atardecer. Yo escribo ya más por la mañana, que es cuando tengo la cabeza en blanco, fresca, completamente preparada para lo que venga. Eso me gusta mucho. Mucho más que un anochecer cuando estás hablando de algo que ni tú sabes qué es.
P: Vamos a finalizar la entrevista con una última reflexión: En la biografía de tu web oficial, se describe tu álbum Desde una ventana como un álbum cocinado a fuego lento. Tras siete discos a tus espaldas y tantos años como cantautor, en una época en la que son muchos los cantantes que nacen, sacan disco, y desaparecen, ¿crees que la buena música necesita ser cocinada a fuego lento para que perdure en el tiempo?
R: Absolutamente. Creo que tu oficio, que trabajas con la palabra, creo que la hostelería, que la educación, que la química y la física… Creo que todo, absolutamente todo, carece de prisa. La prisa es mala para todo. Si tienes prisa, creo que estás absolutamente perdido. Estás peleando a la contra. Y la palabra no entiende de prisa. Quise hacer un disco después de la gira pasada, que fueron creo que 110 conciertos… ¡Fue una locura absoluta! No sabía ni dónde estaba. Eso de despertarte en un hotel, luego en otro, en otra ciudad, luego en otro país en Latinoamérica. ¡Es una locura! Bendita locura. Pero, ¡no puedo! No puedo hacer un disco así. No puedo hacer un disco rápido, para salir ya al mercado, para hacer otra gira… Uff… Error. Paré casi un año. Estuve escribiendo. No sé si un libro, pero sí escribiendo textos. Estuve escribiendo canciones, creando canciones con gente como Julia, con gente maravillosa que se cruzaba en el camino. Tengo que tener pausa. Tengo que dedicarme tiempo. No puedo hacer una gira, luego disco, en dos meses, otra gira, porque, así, algo va a salir mal. Así que creo que la lentitud es un acierto siempre.