El líder conservador Boris Johnson, conocido por sus duras declaraciones sobre el "Brexit", es considerado como un radical de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, pero ahora se ha convertido en el nuevo primer ministro británico tras la dimisión de Theresa May.
Johnson se convierte en el decimocuarto primer ministro que gobierna en Reino Unido durante el reinado de Isabel II. El que fuera alcalde de Londres, partidario de un "Brexit" duro, sustituirá en el doble cargo de líder tory y primer ministro a Theresa May, que dimitió el siete de junio, aunque seguía en funciones, por su fracaso en la gestión de la salida del país de la Unión Europea.
Muy crítico con la Unión Europea, Johnson llega al poder con la promesa de cumplir con el "Brexit" el próximo 31 de octubre, con o sin acuerdo, después de participar en una campaña interna en la cual era el favorito.
Pide firmeza en este proceso, que ha calificado como una apuesta "a todo o nada", lo que ha hecho temer que el Reino Unido se encamine hacia una retirada sin pacto del club europeo.
Pero Boris Johnson se enfrenta a varios retos, entre los que destaca el "Brexit". Sin duda es el problema central al que actualmente se enfrenta el Reino Unido. Johnson ha prometido una "nueva era de oro" para este país, y se va a volcar para que el próximo 31 de octubre se produzca la salida definitiva de la UE.
Otro de los retos es que actualmente el Partido Conservador cuenta con 310 diputados. Se trata de una mayoría frágil, ya que algunos diputados eurófilos conservadores ya han manifestado que se opondrán a una salida sin acuerdo. También puede ocurrir que el Partido Laborista presente una moción de confianza para convocar nuevas elecciones legislativas.
Desde que nació la idea del "Brexit", la economía en Reino Unido se ha debilitado. Los indicadores señalan que la economía entrará en recesión si la salida de la UE se lleva a cabo sin acuerdo previo. De esta forma, la libra esterlina caería un 10% justo después de efectuar el "Brexit". También se produciría una "grave desaceleración" de la economía, y la inflación podría alcanzar el 4,1%.
A todo esto hay que sumarle la tensión con Irán, después de que hace una semana se produjera una retención por parte de Irán de un petrolero británico, quince días después de que el Gobierno de Londres retuviera también un barco cisterna iraní en el estrecho de Gibraltar.