El verano en España está siendo marcado por la política, la inestabilidad política que está sufriendo el país no pasa desapercibido por nadie. Tras la pasada y fallida sesión de investidura el día 25 de Julio, las sensaciones de todos los miembros del Congreso de Diputados están a flor de piel y se entremezclan la indignación, la aprobación, la frustración, la insatisfacción, … Y estos mismos sentimientos son los que llegan a los votantes.
El pasado jueves el Congreso de los Diputados se convirtió en un mercado de ministerios, y más que nunca un tiro y afloja de cara al público, como una actuación teatral, entre el dirigente de UP y el PSOE, alrededor de las rotundas negativas del resto de partidos del hemiciclo.
El resultado: una nueva oportunidad en la que no puede existir una segunda negativa. Si esto ocurriera, las siguientes elecciones podrían desvirtuar el resultado anterior, estas estarían bajo la influencia del desengaño. No podemos ver el futuro, pero si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no fueran capaces de formar Gobierno y poner puntos en común, podría causar una importante bajada en el número de votos a la “izquierda”, es decir, PSOE y Unidas Podemos, ya que se han visto incapaces de unir las fuerzas que sus votantes les pedían.
La otra cara de la moneda, VOX, Ciudadanos y PP, aquellos que tenían desde un principio claro su “no”, por lo que no causó ninguna sorpresa dicho resultado. Estos presionan a Sánchez: formar Gobierno es su deber, al igual que él mismo se lo exigía a Rajoy en el año 2016. Ellos podrían salir más reforzados que nunca tras la fractura de los partidos de izquierda, por lo que en unas nuevas elecciones quizás se sorprendan con un número más alto de votos que el anterior 28 de abril.
Mientras los nombres de los dueños de las carteras ministeriales siguen a subasta y Pedro Sánchez sigue buscando la fórmula de salir victorioso de esta situación, España continúa sin tener un Gobierno, esperemos que no durante demasiado tiempo.
