"Brexit" 2.0
Foto: abc.com

Reino Unido se halla dividido tras la partida de May. En tres años, la decisión más relevante ha sido la salida del país de la Unión Europea, también llamada "Brexit". Tras las reiteradas negaciones por parte de la Unión, y tras perder la mayoría absoluta en las votaciones, May decide que una retirada a tiempo, también se considera una victoria, y decide dimitir del cargo con las manos vacías.

El pasado 24 de julio, el número diez de Downing Street, dio la bienvenida a un nuevo Primer Ministro, Boris Johnson; el cual, en vez de disolver la división del país en cuanto al "brexit", solo alimentó la discordia. Johnson se marcó un objetivo de 99 días para llegar a un acuerdo con la sede de la UE, reiterando que la salida del país se producirá el 31 de octubre, citando textualmente: "Cueste lo que cueste." A esta decisión, se le suma un lavado de cara a su gabinete, uno moderno, diverso y de unidad, y claro está, pro-brexit.

Su intención con Bruselas es presentar un nuevo y mejor acuerdo que maximice las oportunidades del "Brexit", para poder desarrollar una nueva sociedad comercial con el resto de Europa. Ante este ambicioso reto, Johnson solo tiene un obstáculo aparente, Irlanda. Aquí es donde entra la "salvaguarda" irlandesa, pensada para evitar la reinstauración de una frontera física entre Irlanda e Irlanda del norte, pero el primer ministro rechaza incluirla en el acuerdo del "Brexit", lo que entorpece las negociaciones. Implicaría mantener temporalmente a Irlanda del Norte dentro de la unión aduanera y del mercado único, mientras el resto de Reino Unido los abandona. El mecanismo es crear un territorio aduanero único, que limitaría la capacidad del país para negociar comercialmente con otros países.

Por otro lado, Escocia se opone a la salida de la unión por muchos millones de libras que ofreciera el Primer Ministro. Es un país que teme las catastróficas consecuencias que puede tener la salida de la UE. Dicha inversión de dinero, y la aseguración del "Brexit", ha hecho que muchos paraísos fiscales y sedes de empresas, se vayan a otros países antes de que la libra esterlina caiga en picado, ya que hace pocos días la moneda se devaluó considerablemente, y en la Bolsa se registró su mayor caída de los últimos dos años.

Además, los países de Irlanda y Escocia han decidido llevar a cabo un referéndum para salir de Reino Unido al oponerse al "Brexit", al que posiblemente se una Irlanda del Norte.

Desde Bruselas, la Unión Europea, ven todo esto como algo inaceptable. Principalmente, se oponen a que el mecanismo de salvaguarda sea eliminado, ya que va en contra de las directrices de la unión, a lo que el primer ministro inglés proclamó que habría una separación directa y sin acuerdo. A esto, el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simón Coveney, dijo: "Ha tomado la decisión de poner deliberadamente al Reino Unido en el camino de un enfrentamiento frontal con la UE y con Irlanda en las negociaciones del Brexit." Todo esto hace que Reino Unido tenga que descartar eliminar la salvaguarda, y buscar otra manera de relación aceptada por la UE, o una especie de aduana con su país vecino si lo que quieren es una política comercial autónoma de la de la UE. Los irlandeses del norte temen que una salida sin acuerdo, haga que la "paz" en la isla desde hace más de un siglo se evapore, y vuelva la discordia, hasta el momento desplazada.

Desde un punto algo más objetivo, los líderes europeos temen las consecuencias que la salida de Reino Unido puede contraer, tanto para el país en sí, como en el resto del continente a largo plazo. Ya que se podría ser testigos de la posible caída de un país fuerte económica y políticamente hablando. Las opciones son imperceptibles, no se cuenta con una mayoría absoluta, ni ningún acuerdo firmado, ni la posibilidad de convocar un segundo referéndum. Todo es un tira y afloja, una constante de acuerdos y desacuerdos, una constante que tiene a toda Europa con los ojos puestos en el 31 de octubre.

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