El 21 de junio de 2019 siempre será una fecha importante para los seriéfilos y más para los seguidores de la serie alemana Dark, que el pasado viernes estrenaba su esperada segunda temporada. El verano empieza fuerte para Netflix, con la vuelta de una de sus ficciones más vistas en los últimos años y que ha revolucionado el género de la ciencia ficción.
Tras el éxito de sus diez primeros capítulos en la plataforma, la serie creada por Baran bo Odar y Jantje Friese, vuelve a la carga con un total de ocho capítulos de infarto que sigue poniendo piezas en el puzle de misterio que se nos presenta en la ciudad alemana de Winden.
El final de la primera temporada suponía el final del primer ciclo y terminaba con muchos interrogantes, como ¿Dónde está Jonas? ¿Quién es Noah? ¿Qué pasará con los demás personajes? Estas son algunas de las cuestiones que se van a revelar a lo largo de la temporada.
Como pudimos comprobar con la primera temporada de la ficción, uno de los grandes aciertos es la atmósfera sombría que envuelve la serie y que te hace partícipe de su trama, de su tensión y de su misterio. Otra gran baza con la que juegan los guionistas es el uso de la palabra, es decir, la estrategia a la hora de conformar los diálogos de los personajes de una manera enrevesada y escasa, hace que el espectador tenga que prestar mucha más atención, provocando momentos inesperados, imposibles de anticipar y que rompen con cualquier idea que pudiéramos tener previamente. Y qué decir de su trama principal (SPOILER), los viajes en el tiempo, un tema complejo y bastante recurrente, pero efectivo y que genera mucho interés.
La segunda temporada de Dark tenía una misión muy complicada: superar a su antecesora y las expectativas de los espectadores. Y he de decir que las cumple con creces y en ciertos momentos las supera.
La historia central de la serie sigue subiendo de nivel, dando respuestas a preguntas que se quedaron sin ella en la primera temporada, pero abriendo un abanico inmenso de nuevas incógnitas y teorías. El guion se mantiene al nivel de su antecesor, con tramas y giros inesperados, que hacen que todo se ponga mucho más interesante. Eso sí, hay ciertas tramas que caen en lo predecible al estar todo conectado (lema de la serie). El plot twist final sigue siendo el recurso preferido de los guionistas y esto es algo que se repite en el capítulo 8 (y último) de esta segunda temporada. Pero en este caso mucho más épico e inesperado, dejando entrever que la serie puede expandir mucho más su universo.
Todos los personajes tienen un desarrollo mucho más profundo y podemos comprender cuáles son sus intenciones y las razones que les motivan a actuar. Distan mucho de ser los típicos personajes clichés a los que estamos acostumbrados a ver. Esta razón y el hecho de cómo están construidos y como nos cuentan sus historias hacen que cada una de las tramas, aunque algunas sean un poco más de relleno, te atrapen por completo.
La banda sonora es otro factor potente y fundamental en este drama sobrenatural. Los creadores desde el principio han sabido muy bien cómo utilizar este recurso para dar más énfasis a ciertos momentos y agregar un alto nivel de suspense.
En definitiva, esta segunda temporada de Dark sigue teniendo la esencia de la primera temporada. Se ve que es una serie muy bien pensada, un puzle que a medida que se van poniendo piezas todo va encajando a la perfección. Un punto positivo es cada una de las fechas de estreno de cada temporada, ya que están relacionadas con las épocas en que están ambientadas y con la trama, dato que hace participe al espectador y que se agradece.
Una historia redonda formada por tres ciclos de los que solo nos queda disfrutar del último, que podremos ver en la tercera y última temporada. Hace unos días los creadores anunciaban que ya se encontraban en fase de producción de la tercera temporada, cuyo estreno está previsto para junio de 2020.