Hoy en día es bastante difícil que un western llegue a cines. Afortunadamente, aquellos que llegan a las salas de cine habitualmente son de bastante calidad. Sin embargo, quizá esta película no cumpla del todo con la expectación que puede llegar a crear un western a la hora de estrenarse en la gran pantalla.
En este largometraje, hay dos partes muy diferenciadas. De las dos horas de metraje, se podría decir que en los primeros cuarenta y cinco minutos, el guion se centra en la presentación de personajes y conflicto. Quizá esta presentación se alarguen demasiado, y hace que el espectador pierda en parte el interés por lo que se está contando.
No obstante, contrasta en gran medida con la hora y cuarto restante de metraje. Hora y cuarto, de lejos mucho más disfrutable, que hace que una vez explicado el conflicto y los personajes, Audiard pueda meterse más de lleno al desarrollo del mismo, y esto es algo que él hace genial. En especial, desde una dirección actoral magnífica, gracias a un reparto que está espectacular, como son Joaquin Phoenix, John C. Reilly y Jake Gyllenhaal, cada uno sobresaliente en su papel.
Con lo cual, el espectador al salir de la sala de cine debe preguntarse sin esa primera hora algo aburrida compensa con una segunda hora de muy buena calidad. Realmente, se podría haber acortado bastante esa primera hora y haber tenido un western de hora y media muy disfrutable y con un manejo de cámara magnífico, sumado a unos personajes bien construidos con unas interpretaciones sublimes.
En conclusión, si consigues disfrutar de las partes buenas de la película, que no son pocas, y te llevas algo de paciencia para poder disfrutar la primera parte del filme, estamos ante un western con una historia de gran calidad, defendido por una gran dirección y un gran reparto.
