El actual edificio del Museo del Prado fue un proyecto destinado a las Ciencias iniciado durante el reinado de Carlos III. No obstante, Carlos IV lo convirtió en la sede de la Colección Real, a imagen del Louvre, inaugurándose finalmente en 1819. Nueve años más tarde, se creó un espacio para uso privado de la Familia Real, denominado "Gabinete de Descanso de Sus Majestades". Diseñado en la actual sala 39, en la primera planta del edificio central de Villanueva. Con acceso fácil a la puerta de Murillo, en su extremo se construyó una sala anexa de cuatro metros cuadrados para aseo personal.
Esta exposición temporal permanecerá hasta el 24 de noviembre de 2019, aunque no se descarta que se convierta en un espacio permanente del museo. Situada en el extremo de la primera planta, justo detrás de la sala octogonal de la Familia de Carlos IV de Goya, evoca el único espacio del museo que conserva su decoración y organización. Comisariada por Pedro Martínez Plaza, se retiró la pintura francesa del siglo XVII que había y se han colgado los lienzos siguiendo el patrón museístico de la época, apilados a diferentes alturas.
Antes de la construcción del aseo, se trataba de un espacio de uso restringido concebido como una galería de retratos de la dinastía de los Borbones, desde Felipe V hasta Fernando VII. Entre esos retratos destacaban los de gran tamaño, como el de la Familia de Felipe V del artista francés Van Loo, donde aparecen Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Entre los retratos también destaca el de Carlota Joaquina, quien sería reina de Portugal y hermana de Fernando VII, la única obra que posee el museo de Giussepe Trono.
Hoy en día solo se pueden contemplar 44 de los 65 cuadros que engalanaban la sala, obras de artistas como Mengs, Ranc, Paret, Bayeu, Tiepolo… El Gabinete se ha podido reconstruir gracias al inventario de la testamentaría de Fernando VII en 1834: se han pintado las paredes en color cereza, color de la dinastía, con el que Fernando quiso cubrir el espacio, como hizo con el Salón del Trono del Palacio Real. Del mobiliario original, solo se ha conservado el retrete realizado en 1830 por Ángel Maeso, maestro de los Talleres Reales. Normalmente esta pieza se puede ver en el Museo del Romanticismo, joya ebanista armada en madera de pino, recubierta de caoba y flanqueada por dos tritones. Además, un estuche de aseo de Fernando VII con un jarro, una palangana, jarras de cristal… Sin embargo, se han perdido gran parte del mobiliario, desde banquetas a lámparas.
Esta pequeña sala fue decorada en 1834 por Francisco Martínez Salamanca con arquitectura de trampantojo. Este artista decoró también la parte superior del Gabinete de Descanso con unas pinturas que quedaron ocultas bajo el actual encamonado, colocado en 1867 y que cuenta con una monumental pintura de Vicente López. En la segunda mitad del siglo XIX el Gabinete se convirtió en almacén, luego en Salón de los Reyes, e incluso, en taller del pintor historicista Antonio Gisbert. En 1901 pasa a ser una sala dedicada a Ribera y, más tarde, se convertiría en la Sala 39 de Pintura Francesa.