Marta, Eze, Marcos y Celeste son cuatro amigos y compañeros de piso en Madrid. Llevan ocho años compartiendo sus vidas hasta que Marcos, estudiante de medicina, decide marcharse junto a su novia Marta a Oviedo. La última noche que pasan juntos iniciarán un juego inofensivo destapando los verdaderos sentimientos y opiniones de los unos sobre los otros.
Es la segunda película de Jota Linares, basada en una obra de teatro del propio director junto a Paco Anaya. Sus personajes poderosamente interpretados por María Pedraza, Pol Monen, Jaime Lorente y Andrea Ros encarnan a unos jóvenes llenos de ilusión, con ganas de cumplir sus sueños cuando de repente chocan con la dura y negativa realidad en la que viven.
Las mentiras, el desamor, la orientación sexual y los sueños frustrados están presentes en este filme. Pero también pone sobre la mesa los errores y las falsas expectativas de toda una generación.
La preocupación por qué les depara el futuro a cada uno de ellos es el tema principal de la película. Han vivido unidos y dependientes los unos a los otros y ahora toca separarse. Es entonces cuando se destapan los reproches y rencores del pasado.
Jota Linares sabe en qué punto y de qué forma mover la cámara muy, indagando en lo más profundo y haciendo sentir al espectador la incertidumbre, el miedo y frustración de sus personajes.
Es evidente que el propio director conoce bien el contexto que elige para sus personajes. Gracias a esto conforma un relato que dibuja a la perfección la situación en la que se encuentran numerosos jóvenes hoy día. Cuatro personalidades muy diferentes en las que el público podrá identificarse.
El cuidado en la puesta en escena, guion sencillo pero eficaz, la crudeza y realismo de las escenas dramáticas... estamos ante un 'drama millennial' en estado puro.
En definitiva, un homenaje claro a una generación perdida ante los rápidos cambios del mundo que les rodea.
Hacerse adulto es duro. Véanlo ustedes mismos.
