Tras cuatro adelantos dosificados pacientemente, el primero de los cuales conocíamos desde hace ya tres meses, el 22 de marzo la espera terminó y vio la luz Nuclear, el cuarto álbum de estudio de Leiva. El pulcro cuidado de este nuevo trabajo del artista madrileño se intuye desde el formato físico del disco, una pieza conceptual diseñada por Boa Mistura. La caja del CD se compone de 13 láminas, significando cada una de ellas una capa concreta del corazón del ex-Pereza, que se corresponden con la portada y cada una de las 12 canciones de Nuclear.
El sonido general del álbum continúa de una forma bastante coherente la línea establecida en los tres anteriores, quizá con una atmósfera algo más cruda al prescindir en mayor grado de los vientos, y dando un paso más en la experimentación. En cuanto a las letras y los temas tratados, Leiva sigue utilizando las mismas fórmulas y el clásico lenguaje desgarrado que lleva años funcionándole. Eso sí, la profundidad de las canciones es inédita. En Nuclear, el madrileño se quita la coraza por completo y nos deja entrar hasta la cocina, mostrándonos una vista panorámica de su mundo interior, y encajando en las estrofas del disco referencias a su lado más personal, incluyendo su familia y su pareja. Nuclear es menos Leiva, la estrella de rock; y más Miguel, el chico de Alameda de Osuna.
El disco se abre con Expertos, un rock dinámico y desenfadado, con un estribillo especialmente pegadizo y un uso preciso de los vientos, sin abusar. El mismo tipo de canción, el que el público más disfrutará en los conciertos, nos lo encontraremos más adelante en temas como Superpoderes, Maniobras Suicidas o A Ti te Ocurre Algo.
No te Preocupes por Mi fue el primer adelanto de Nuclear, publicado en diciembre. En esta canción Leiva nos anticipaba un esbozo de lo que iba a ser el álbum, usando apenas una guitarra entre la limpieza y la distorsión en las estrofas y entrando con todo el arsenal en el estribillo. Lobos es uno de los grandes enigmas del disco, pues la letra es un beef con bastante mala leche, sustentado sobre una base musical rápida y afilada, a no se sabe muy bien quién. Los peor pensados imaginarán a Rubén Pozo, su ex-compañero en Pereza como el blanco de los improperios, pero lo más probable es que estén dirigidos a un antiguo empleado de la banda que que se apropió indebidamente de sus fondos, según contó Leiva en antiguas entrevistas.
Seguidamente aparecen los dos últimos singles publicados, Nuclear, la canción que da nombre al disco; y En el Espacio. Esta última intenta darse un aire a los últimos trabajos de los Beatles, con un estilo cósmico en la música y una letra especialmente cuidada. Iniciando la recta final del álbum, nos encontramos con las que probablemente sean sus dos mejores canciones. Costa de Oaxaca es una balada eléctrica con reminiscencias sabineras, cuyo título supone un guiño al declarado amor de Leiva por México. En sus estrofas, el autor echa hasta los intestinos, dando como resultado una pieza realmente conmovedora. Le sigue Godzilla, en la que colaboran Enrique Bunbury y Ximena Sariñana. Una vez escuchada la canción , la sensación es de que fue compuesta para ellos, que nadie más podría haberla interpretado. En el estribillo, la excelente producción disco se hace evidente, empastando las tres voces a la perfección.
Nuclear se cierra con El Gigante de Big Fish, un tema con aire crepuscular. El título de la canción no es casual. Leiva lo explicó en su cuenta de Twitter un par de días antes de la publicación del álbum. Dejaremos el hilo al final del artículo, porque la historia no tiene desperdicio. Y, efectivamente, tiene como protagonista a Matthew McGrory, el actor que interpretó al tierno personaje del gigante en la película de Tim Burton.
El disco traerá, como no podía ser de otra manera, una gira consigo. Comenzará en mayo en Salamanca y terminará -de momento- en julio en Valencia. Del mismo modo, Leiva ha anunciado recientemente las primeras fechas en Latinoamérica para después de verano.
https://twitter.com/Leiva_Oficial/status/1108381651783086080
