‘Dolor y gloria’, vuelve el mejor
Almodóvar
Foto: filmaffinity.com

Después de emocionarnos y de ponernos a todos los pelos de punta en 2016 con Julieta, un drama perfectamente ejecutado y que nos regaló unas interpretaciones fabulosas de Emma Suárez y Adriana Ugarte, Pedro Almodóvar vuelve con Dolor y gloria, de la que también es guionista y que, como es habitual, cuenta con la música de Alberto Iglesias. Lo que no es común es que, por primera vez, la encargada de la distribución de una película de Almodóvar no sea Warner Bros, sino Sony Pictures, algo insólito. En la productora no hay ningún tipo de cambios, ya que vuelve a ser El Deseo.

Con Dolor y Gloria, Almodóvar vuelve a sumergirse en el drama para narrar una serie de reencuentros, algunos físicos y otros recordados después de décadas. Los primeros y segundos amores, la mortalidad, un actor con el que el director trabajó, los sesenta, los ochenta, la actualidad y el vacío. La cinta busca hablar de la creación, tanto cinematográfica como teatral, y la dificultad de separarla de la propia vida.

Por primera vez, el director trabaja con Asier Etxeandia, quien está sensacional en su papel y, después de verlo, nos preguntamos cómo no han trabajado antes juntos y hace que pensemos que se puede convertir en el nuevo chico Almodóvar.

Al contrario que Julieta, Dolor y Gloria es un largometraje donde los personajes masculinos tienen gran importancia, aunque también el director otorga a Penélope Cruz y a Julieta Serrano dos personajes secundarios esenciales, además de contar con otros intérpretes como Nora Navas, Leonardo Sbaraglia, Carmelo Gómez, Kiti Manver, Neus Alborch, Raúl Arévalo y el debut de la cantante Rosalía. Este es, sin duda, el proyecto más personal del cineasta manchego, donde uno de sus personajes (el interpretado por Antonio Banderas) es un director de cine, llamado Salvador Mallo, y en el que juega al alter ego.

Dolor y gloria es un viaje a las emociones, una película densa y emocionante que invita a que el espectador reflexione. Por esto, no es una obra dirigida a todo tipo de público, ya que se necesita una implicación activa del espectador, ya que Almodóvar, como siempre hace, no te lo da todo mascado, sino que invita a que cada uno mire más allá y saque sus propias conclusiones.

La cinta se rodó durante cuarenta y cuatro días entre Valencia y Paterna, un film donde sus paisajes y su estética también son esenciales. En algunos momentos, Almodóvar se pasa de reflexivo y de profundo. Quiere contar tantas cosas que puede acabar saturando y provocando que no funcione tan bien como se esperaba. Aun así, se agradece que el director manchego haya decidido experimentar y no se haya quedado estancado en lo fácil, sino que haya explorado y ofrezca cosas que nunca antes se había atrevido a representar.

Un elemento para aplaudir de Dolor y gloria es que Almodóvar decide alejarse del intimismo femenino de Julieta, y de la mayoría de sus films, para probar suerte, como en La mala educación, con otra historia de hombres. Sin embargo, a diferencia de esta, donde la mayor parte del reparto (encabezado por Gael García Bernal, Lluís Homar, Fele Martínez y Javier Cámara) era masculino, aquí también cuenta con sus actrices fetiche. Todos los intérpretes que aparecen en el largometraje están elegidos minuciosamente. Parece como si el papel hubiera sido escrito solo para que ellos lo interpretaran, con un Antonio Banderas en una de sus mejores interpretaciones, y es que Almodóvar sabe sacar lo mejor del malagueño (como ya hizo con La piel que habito).

Valoración: 4,5/5

Lo mejor: Todas sus actuaciones y que Almodóvar no tenga miedo al riesgo

Lo peor: Que haya quien no sepa apreciar toda su belleza

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