Cuando no me daba vergüenza casi nada, cuando era más libre y feliz, porque sin lugar a dudas que uno lo es cuando no te preocupa tanto el qué dirán, cuando uno deja de juzgarse y ser tan dura con uno misma, cuando nos abrazamos y recordamos que dentro de nuestra mujer adulta, sigue habitando una dulce niña con ganas de jugar.
No recuerdo cuándo fue la última vez que hice algo y lo disfruté completamente. Porque a veces las cosas te hacen feliz, y la pasas bien, pero disfrutarlos como si tuvieras 10 años, de eso no me acuerdo.
Y creo que eso también fue culpa del patriarcado. Hacernos infelices, llenas de culpas, de prejuicios, de sufrimiento muchas veces. Porque la confianza ya no es una virtud que tenemos arraigada, por lo que prestamos nuestros juguetes sin pensar que no los devolverán. Ahora somos tan cautas, que nos olvidamos que la vida es tanto más fácil cuando es compartida.
Y nos ha hecho vivir llena de culpas, por el peso, por lo que somos, por cómo somos. Y entonces, el plato con papas fritas que comía cuando pequeña, que tanto disfrutaba, ya no lo disfruto lo mismo hoy. Eso de las calorías y la talla de pantalón, nos ha frustrado y condicionado tanto, cuando antes leíamos el alma de las personas, sin tanto mirar el cuerpo y adorar ese envase transitorio.
A veces me gustaría aprender de mi misma hace varios años atrás, que me enseñe a ser feliz como antes, a que me quiera tanto, que me permita crecer sin miedo, sin culpa, sin angustia. Y me gustaría que eso fuese para todas mis compañeras, porque si tuviéramos la capacidad de vernos, como nos veíamos cuando la única preocupación que teníamos era jugar, seríamos mujeres libres, nunca nadie nos habría puesto como competencia ni con otras, ni con nosotras mismas.
Y quizás, deberíamos ver cómo, ahora con varios años más, nos aferramos a lo que alguna vez fuimos. Nadie más puede salvarnos de este mundo que nosotras. El amor propio, siempre será el mejor rescate, siempre será la manta que te puso mamá cuando te quedaste dormida encima del sofá y ya no sentiste más frío, nunca más frío.